El arresto fue practicado por agentes de la Policía Nacional. | J. BASTIDA

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Dice que se enamoró de la persona equivocada. Con el paso del tiempo su pasión se convirtió en obsesión y acabó siendo detenido por agentes de la Policía Nacional por acoso y agresión. La historia de Héctor, un hombre de 48 años, se remonta a tiempo atrás. Consumidor de sexo de pago es cliente habitual de burdeles y prostitución callejera.

Recientemente, varios transeúntes y los responsables de una conocida panadería, ubicada en la calle Sindicato de Palma, alertaron a la sala del 091 de la presencia de un varón, muy agresivo y totalmente fuera de control, que estaba acosando, persiguiendo a una mujer y tratando de agredir a varias personas. Además, el sospechoso iba bajo los efectos del alcohol o de algún tipo de sustancia estupefaciente. A la llegada de las primeras unidades policiales, el varón tenía a la víctima cogida por el cuello golpeándola. Por ese motivo, con el uso de la fuerza estrictamente necesaria se procedió a reducirle y proceder a su arresto. La víctima estaba aterrada y no quería salir del local de la panadería donde se había refugiado para pedir ayuda.

Los policías le pidieron que contara su versión y esta no dudó en afirmar que, por necesidad, lleva varios años ejerciendo de trabajadora del sexo en la calle. Casi siempre suele trabajar por la zona de la Porta de Sant Antoni y las vías adyacentes. También afirmó que conocía a su agresor dado que era un cliente habitual suyo. El problema surgió cuando el ahora detenido, no entendió que la relación entre ambos era puramente laboral y con fines económicos. El hombre se obsesionó y se enamoró de la personal equivocada. A partir de ese instante comenzó una situación muy desagradable de acoso, persecución y de violencia. «Se ponía celoso de los clientes. Me quería solo para él», señala la mujer.

Varios testigos dan total credibilidad al relato de la denunciante y sostienen que el acosador se había vuelto literalmente una persona muy obsesiva, llegando a ser agresivo con el resto de clientes. «Se escondía entre los coches, les empujaba y les decía que se fueran con otra porque esa mujer era solo para él», comenta un comerciante de la zona. Finalmente, el acusado fue detenido por un delito de acoso y agresión. En su pliego de descargo, el arrestado se limitó a decir que «me he enamorado de la persona equivocada». Sobre el acusado pesa una orden de alejamiento.