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Aun no había empezado la fiesta y un grupo de jóvenes se enzarzaron a patadas y puñetazos en el interior de uno de los vagones del tren de Inca. Los hechos tuvieron lugar sobre lsa 22.10 horas de este pasado sábado instantes antes de llegar a la parada de Santa Maria. Por causas que se desconcen y que están siendo investigadas, se inició una pelea entre adolescentes de diferentes nacionalidades, que acabó con varios de los chicos heridas. Algunos presentaban cortes sangrantes, camisetas rotas y golpes por todo el cuerpo.

Se trata del primero de los múltiples incidentes registrados en Santa Maria por la celebración de la verbena de 'Los Quintos'. Al parecer, según informó la Policía Local a los vecinos, se habían enterado de la celebración de un festival por las redes sociales y no había dispositivo de seguridad preparado. Tan sólo una patrulla de agentes tuvo que hacer frente a un aluvión de quejas, llamadas, actos vandálicos, peleas y botellones. Los vecinos no paraban de llamar a la Policía Local, pero los funcionarios policiales estaban totalmente desbordados.

En las redes sociales, son decenas los comentarios negativos de los residentes que reflejan la indignación de un pueblo. «Había centenares de jóvenes de otros pueblos. Botellones por todo y peleas. Un desastre», comenta Bernat. Por su parte, Juan Pons, añade: «Una vergüenza. Ríos de jóvenes desde la estación hasta la escuela con bolsas llenas de bebida. El patio de la escuela no es para hacer fiestas de quintos». «Una veintena de chicos subidos encima de un coche. Llamo a la policía y no me cogen el teléfono», señala Andrés Ordoñez.

Mensaje difundido en redes sociales por los Quintos 2001/02 de Santa Maria.

Son muchas las personas que han contactado con este periódico para mostrar su enfado por la falta de previsión y de seguridad. Según muchos residentes de Santa Maria las calles se llenaron de jóvenes, la gran mayoría de fuera del municipio, realizando botellones, destrozando mobiliario público y privada, peleas y numerosos actos vandálicos. Además, «iban borrachos y no paraban de orinar y vomitar por las esquinas», concluyen.