La prensa británica se hace eco de las múltiples peleas y condenas del exboxeador británico.

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Agentes de la Guardia Civil, en colaboración con la Policía Local de Alcúdia, detuvieron en la madrugada de este martes a Stephen Kinnersley, exboxeador profesional británico por agredir a su pareja sentimental en un hotel del Port d’Alcúdia, sito en la avenida de la playa. Los hechos tuvieron lugar sobre las 23 horas del lunes. El exdeportista profesional, de 43 años de edad y natural de Reino Unido, por causas que se desconocen y que están siendo objeto de investigación, la emprendió a golpes contra su pareja sentimental. La víctima es una mujer, también británica, de 34 años. En un momento dado, tras una acalorada discusión, el sospechoso golpeó a la mujer en repetidas ocasiones.

Rápidamente, la central policial recibió varias llamadas de alarma y dotaciones de la Guardia Civil y de la Policía Local de Alcúdia se personaron en el lugar del suceso con la finalidad de auxiliar a la mujer y evitar un nuevo episodio violento. A su llegada, los agentes se encontraron con el exboxeador profesional, mucho más musculado que cuando peleaba, rondando un peso de más de 120 kilos. Además, se encontraba en un estado de alteración y agresividad máxima. Uno de los policías locales, que domina perfectamente el inglés, se aproximó al presunto agresor y trató de calmarlo. Tras dialogar durante varios minutos, consiguieron que se tranquilizar y depusiera su comportamiento violento. Según fuentes próximas al caso, el hombre entró en la habitación y al ver al mujer hablando por teléfono se puso celoso y se alteró. Al final, la llamada era con una amiga de su pareja.

Al pasar su nombre por la central policial, saltó un dato muy revelador. Años atrás, el ahora detenido por violencia de género, había sido condenado por un juzgado británico por varios delitos violentos y cumplido hasta tres condenas de cárcel de Reino Unido. Stephen Kinnersley «fue sentenciado en el Tribunal de la Corona de Luton por lesiones graves con la intención de agredir a un hombre y romperle el tobillo en un ataque no provocado», recogían las crónicas de prensa británica. Según la sentencia, Kinnersley había estado bebiendo todo el día con amigos en el pub The Crown en Stotfold. La fiesta se les fue de las mano y acabaron golpeando al dueño del local En 2002, Kinnersley fue declarado culpable de ser miembro de un grupo que atacó a dos hombres cuando salían del pub The Black Squirrel en Letchworth. A uno de los hombres le rompieron un vaso en la cara y el otro requirió cirugía después de que le rompieran las piernas. También fue declarado culpable de agresión común en 1999. Se trata de una persona muy agresiva.