Tomás, Pablo y Tomeu, los tres agentes de la Policía Nacional que salvaron la vida a los tres moradores de la vivienda incendiada la madrugada del jueves en Palma. | Alejandro Sepúlveda

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No se lo pensaron. Pablo González, Tomeu Barceló y Tomás Carracedo son los tres agentes de la Policía Nacional que la madrugada del jueves salvaron la vida a las tres personas que se encontraban dentro de la vivienda que empezó a arder. Este viernes han rememorado lo ocurrido en el número 68 de la carretera de Valldemossa. «Sin hablarlo fue todo rodado, cada uno asumiendo su rol, teníamos claro que había que salvar a las tres personas que había en el piso».

El agente González, oficial de la brigada de seguridad ciudadana, ha relatado cómo se enteraron del incendio. «Nos dirigíamos a base a hacer gestiones y nos enteramos que se había declarado un incendio a unos 500 metros de donde estábamos. Fuimos los primeros en llegar», ha señalado. Aparcaron el vehículo, dejando espacio para cuando llegaran los bomberos, y se dirigieron al piso que le indicaron los vecinos. «Rompimos la puerta a patadas y entramos. Uno llevaba el extintor, se dirigió a la cocina a extinguir las llamas y los otros dos nos fuimos a gatas a por las personas que pedían auxilio, que no paraban de repetir 'mi madre no puede caminar'», ha subrayado.

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Una vez fuera de peligro el matrimonio, Juan Mas y Marga García, los dos agentes regresaron a por la anciana, de 88 años. «Valoramos los riesgos, arriesgamos nuestra vida con un límite. Decidimos no esperar más y el compañero la cogió en volandas y nos fuimos al descansillo», relató González.

Uno de los agentes tuvo que ser evacuado al hospital tras el suceso. «Me ahogaba, me ardía la zona del cuello y tenía muchas ganas de vomitar», ha explicado el agente Barceló. Estuvo ingresado unas doce horas recibiendo oxígeno. Sobre la actuación ha explicado que todo pasó muy rápido. «En ese momento no eres consciente del tiempo que pasa», ha dicho.

Tomás Carracedo, al igual que el oficial, ha querido resaltar la importancia de los cursos realizados por los bomberos a los distintos cuerpos policiales para actuar en estos casos. «Teníamos claro que no podíamos estar levantados y sí a gatas el máximo tiempo posible. El objetivo era sacar a la gente rápido». Él fue quien cogió en brazos a la anciana, que lejos de estar nerviosa por la situación vivida, ha recordado que «estaba muy tranquilla. No sé si sintió segura con nosotros o que notó que la cosa iba bien», ha explicado.