Las joyas de oro eran una de las fijaciones de la banda de delincuentes rusos. | CNP

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El Grupo de Robos de la Policía Nacional ha desarticulado una de las bandas más voraces que se recuerdan y que, en poco tiempo, asaltó 25 pisos de alto nivel en Palma y uno en el Port de Pollença. Siempre por las mañanas, cuando los propietarios habían salido a trabajar. Las zonas afectadas son Son Rapinya, La Bonanova, Son Espanyolet, s’Olivera, Son Armadans y Can Domenge. Según adelantó este sábado en primicia la web de Ultima Hora, de momento se han practicado tres detenciones, pero el caso sigue abierto porque hay más implicados que están siendo buscados. Los arrestados fueron interceptados tras una peligrosa persecución por la vía de cintura.

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Lo más llamativo de esta organización del Este es que estaban altamente especializados. Ninguno de ellos tenía antecedentes, lo que dificultó la investigación, y forzaban las casas con unas llaves maestras. Uno de ellos se quedaba en la calle, vigilando que los moradores no regresaran, otro permanecía en el coche, listo para recoger a sus acólitos al mínimo problema, y el otro era el que entraba en los inmuebles.

Se trataba de viviendas de alto standing, la mayoría de ellas, aunque también había otras no tan lujosas. Los delincuentes las sometían a una discreta vigilancia y, de esta manera, descubrían los hábitos horarios de los propietarios. Cuándo salían y cuándo regresaban. Lo más curioso, es que entraban en las casas por la mañana, a plena luz del día. Buscaban joyas, dinero y aparatos electrónicos de última generación, que luego vendían en el mercado negro. Los tres detenidos han ingresado en la cárcel de Palma y ahora se busca al resto de la banda.

El apunte

Las llaves maestras no provocaban daños

La banda llegó a la Isla a finales de enero haciéndose pasar por turistas y en poco más de dos meses asolaron Palma. La técnica que usaban se denomina «impresioning» o «resbalón» y consiste en utilizar una llave maestra con la que se puede dar doble vuelta en la cerradura. No daña la puerta y cuando se iban del domicilio la dejaban tal cual la habían encontrado. Los peligrosos hampones tenían previsto marcharse de la Isla tras la oleada de robos y seguir con los ‘palos’ en otras ciudades españolas.