La pistola simulada que le intervinieron a uno de los jóvenes en los registros domiciliarios. | OPC

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Como si fueran sus trofeos. La banda de atracadores desarticulada en Cala Millor colgaba en Instagram fotografías junto a las manchas de sangre de sus víctimas apaleadas, en un alarda de violencia extrema.

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Dos de los integrantes del grupo son inmigrantes que residen ilegalmente en Mallorca y algunos son conocidos de la Guardia Civil y la Policía Local por su historial de antecedentes.

Los delincuentes, de edades comprendidas entre los 19 y 26 años, vendían los efectos robados a bajo precio en el mercado negro, y con el dinero que obtenían compraban cocaína, pastillas y otras sustancias prohibidas. Eran muy violentos y pendencieros.