Merlinda custodiada por dos policías. | Alejandro Sepúlveda

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Merlinda M. D., la cubana de 49 años que odia a los sacerdotes, ha ingresado en el área de Psiquiatría del hospital de Son Espases tras ser sometida este juevesr a un examen forense en los juzgados de Vía Alemania de Palma. La mujer fue detenida por agentes del Cuerpo Nacional de Policía acusada de perpetrar dos nuevas y violentas agresiones contra Mossèn Antoni Gómez, rector de la parroquia de Sant Miquel de Palma y, horas más tarde, contra el sacristán de esa misma iglesia.

El primero de los altercados se produjo el lunes por la noche. El martes a primera hora, mientras el sacerdote estaba interponiendo la correspondiente denuncia en la Jefatura Superior de Policía, la sospechosa se dirigió de nuevo al templo agrediendo al sacristán de la parroquia a la vez que gritaba: «A ti te voy a crucificar. Vas a ir con Dios». Acto seguido, abandonó el lugar y se dirigió en actitud muy agresiva a la vivienda del rector, que se encuentra en la parte posterior de la calle.

Orden de alejamiento

Una patrulla se desplazó de urgencia hasta el lugar y procedió a la detención de la acusada. La misma fue localizada entrando en la iglesia de la Mercè, donde al ser interceptada comprobaron con la sala del 091 que tenía una orden de alejamiento en vigor de 500 metros del oratorio de Sant Felip Neri, el cual quedaba a menos de 100 metros. Por consiguiente, fue arrestada por quebrantamiento de condena. La mujer lleva cuatro años atacando a curas y feligreses en iglesias católicas de Palma. A Merlinda la acusan de romper las órdenes de alejamiento de los templos y de colorarse en una misa y hostigar a los asistentes. La mujer acumula 11 detenciones y más de 40 denuncias.

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Hace unas semanas, la acusada se coló en la iglesia de Sant Sebastià, a pesar de que tiene una orden judicial que le impide acercarse a ese templo, y comenzó a hostigar a todos los presentes, profiriendo proclamas sin sentido y referencias al demonio. Tras agredir al sacerdote, se bajó el pantalón y orinó sobre el felpudo de la sacristía. Fue detenida y quedó en libertad. Al día siguiente, por la mañana, una patrulla del 091 la localizó junto a la iglesia de Sant Felip Neri, de donde también tenía una orden de alejamiento de 500 metros. Fue arrestada de nuevo y ayer por la mañana pasó a disposición judicial, en Vía Alemania. El pasado noviembre, agentes de la Policía Nacional detuvieron a la mujer por agredir a dos sacerdotes cuando se encontraban en sus respectivos templos.

Las agresiones se produjeron en las iglesias de los capuchinos y Sant Sebastià de Palma. La mujer fue acusada de un delito contra los sentimientos religiosos y lesiones. Las agresiones se produjeron los días 8 y 12 de noviembre. «Sois hijos de demonios», gritaba la mujer, que tiene fijación con las iglesias. La acusada es extremadamente violenta y en sus últimas irrupciones en misas católicas ha insultado a los feligreses. Los investigadores policiales llevan tiempo solicitando a la autoridad judicial y a la Fiscalía su ingreso en el Hospital Psiquiátrico, pero hasta la fecha sus peticiones habían caído en saco roto. «Tiene mucha fuerza y se pone muy violenta. Un día puede ocurrir una verdadera desgracia», apuntaban fuentes del Bisbat de Mallorca.

«Yo soy un sacerdote de 70 años. Me han operado más de una docena de veces y llevo 20 años tomando Sintrom (medicamento que se utiliza para la prevención y el tratamiento de la coagulación de la sangre). Esta mujer me ha golpeado en varias ocasiones por la espalda. El día menos pensado me puede ocasionar una hemorragia interna y acabar con mi vida», apunta Mossèn Antoni Gómez, rector de Sant Miquel, que interpuso la correspondiente denuncia en la Jefatura policial.

Tratamiento

El párroco sostiene que «esta señora no está bien». «Como cristiano, no puedo desear el mal a nadie. He sido agredido, pero no le deseo que ingrese en prisión. Llevamos meses solicitando que las autoridades ingresen a esta mujer en el Hospital Psiquiátrico para que reciba el tratamiento que merece y se recupere», concluye Gómez. Por su parte, el letrado del Bisbat de Mallorca sostiene que, hasta la fecha, se habían interpuesto una gran cantidad de denuncias que por separado constituyen un presunto delito de lesiones. «Lo importante es que se junten todas y se trate el tema como un delito contra los sentimientos religiosos y lesiones».

El apunte

La arrestada se llevó el agua bendita de una iglesia por «dignidad»

El informe facultativo recoge que la arrestada confesó que se había llevado el agua bendita de una iglesia de Palma porque el lugar donde estaba no reunía las condiciones que marca su fe. Los ataques a los sacerdotes y sacristanes se produce porque ella, que según manifiesta es una gran conocedora de la religión católica, entiende que ellos y su comportamiento ataca la fe. Por ese motivo, tiene que defenderse de los anticristos golpeando de forma indiscriminada a los sacerdotes de los templos de Palma.