Imagen de la Policía Nacional.

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La Policía Nacional ha detenido a un español de 34 años, como presunto autor de un delito de amenazas y por quebrantamiento de medida cautelar, tras amenazar varias veces con matar al dueño de un bar de Palma utilizando una catana, una espada japonesa, algo que ya había hecho antes al menos en otro bar. El hombre tenía en vigor una orden de alejamiento de otro bar situado en las inmediaciones, por haber amenazado a la propietaria, también por lo mismo: por no querer servirle más consumiciones al no pagarlas, ha detallado la Jefatura Superior de Baleares en un comunicado.

El último episodio ocurrió el viernes pasado, cuando el dueño del bar le prohibió la entrada al establecimiento al estar ebrio y además deberle cierta cantidad de dinero en consumiciones. El hombre sacó una catana y amenazó de muerte al dueño por no dejarlo entrar. Al día siguiente, volvió al bar, y al ver que aún estaba cerrado, aporreó la barrera de acceso y la golpeó con los pies para que le abrieran, al tiempo que volvía a amenazar con el arma blanca al dueño. Cuando el propietario del establecimiento manifestó que estaba llamando a la policía, el hombre huyó y se refugió en un local de al lado. A la llegada de los agentes de policía y una vez que obtuvieron la información relevante sobre los hechos, localizaron al presunto autor de los hechos en un local adyacente y lo detuvieron por un delito de amenazas. Los agentes no lograron localizar la catana.

Los agentes pudieron comprobar que al detenido le constaba una orden de alejamiento de otro bar que se encontraba en las inmediaciones, por el que un juzgado de Palma le prohibía acercarse a menos de 200 metros, por lo que también fue detenido como presunto autor de un quebrantamiento de una medida cautelar. En el bar sobre el que tenía la orden de alejamiento, el hombre había protagonizado un incidente similar el pasado 27 de octubre, cuando fue detenido como presunto autor de un delito de amenazas. En aquella ocasión, el hombre no abonó la consumición cuando pidió otra y, al negarle la misma, profirió amenazas contra la propietaria del establecimiento. Abandonó el local pero regresó minutos después con una catana en la mano que arrastraba por la acera, por lo que la propietaria se encerró dentro del establecimiento hasta que llegó la policía