Rubén de León, junto al chasis del Jaguar E-Type, en Milenium Restoration.  | Alejandro Sepúlveda

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La nave de Milenium Restoration, situada en el polígono de Son Castelló, en Palma, guarda esqueletos de vehículos antiguos, de alta gama, en pleno proceso de restauración. Son reliquias, coches clásicos como el Aston Martin V8, Citroën Tiburón, Mercedes Pagoda, Volkswagen Martaré o un Jaguar E-Type rojo del año 1968. A principios de septiembre, Rubén de León, propietario de la empresa, encargó a otra sociedad el trabajo de pintura del chasis del Jaguar, una joya valorada en más de 130.000 euros. «Minutos antes de hacer el pago de una factura de 6.050 euros me dijeron que me olvidara del e-mail anterior y que ingresara el dinero en otra cuenta», explica Rubén. «Por favor, ignore la cuenta bancaria que se le envió anteriormente, no está disponible para recibir el pago debido a problemas de impuestos con el banco. Busque la siguiente cuenta para la transferencia», le respondió la que parecía ser la secretaria de la otra empresa con la que lleva años trabajando. Pero le habían suplantado el correo electrónico. Había sido hackeada.

«Alguien suplantó la identidad de mi proveedor y me estafaron los 6.050 euros. A toro pasado nos hizo sospechar que nos hablara de usted...». El restaurador de automóviles se siente desprotegido. Ha denunciado lo ocurrido en la Policía Nacional y ha alertado a su banco, pero todavía no ha recuperado el dinero. La transferencia se realizó correctamente a otra cuenta que no era la de la empresa que pintó el Jaguar E-Type. Ocurrió justo en el momento de cobro. Se «colaron» en el hilo de la conversación y en cuestión de horas suplantaron la dirección de correode su proveedor. «Nos estafaron a las cinco de la tarde de un viernes y teníamos hasta las ocho de la mañana del lunes para frenar todo esto». No pudieron detener la operación.

Han pasado más de dos meses y todo sigue igual. «Me dijeron que no podían pararlo a pesar de estar las dos partes de acuerdo [su proveedor y él]», dice Rubén, que lamenta la «inacción» del banco y la policía. «Es una indefensión muy bestia. ¿Cómo me protejo yo de todo esto? Yo sé que casi seguro que lo tengo perdido, estoy convencido, pero al menos que no le pase a más gente», concluye el restaurador.

El apunte

El fraude del CEO, una peligrosa estafa en auge

La Policía alertó en verano del auge de una peligrosa estafa bautizada como el fraude del CEO. Los ciberdelincuentes espían emails de dos empresas, recopilan información acerca del funcionamiento de las mismas y se centran en las conversaciones entre los empleados o los responsables de realizar el abono de facturas, conociendo de este modo los pagos pendientes.