El acusado, durante el juicio el pasado julio en la Audiencia de Palma. | A.S.

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Se presentó como la persona que iba a salvar de las deudas a un amigo con una enfermedad muy grave y acabó quedándose con su empresa y su coche. La Audiencia de Palma ha condenado a un asesor fiscal a tres años de cárcel por estafar a un amigo incapacitado para adueñarse de su empresa, en 2013, y un local valorado en más de 400.000 euros.

El tribunal considera que el acusado, de 60 años y nacionalidad española, se aprovechó de los problemas psicológicos de la víctima, que falleció en 2017, para engañarle. Además de la pena de prisión, los jueces le han impuesto una multa de 2.400 euros.

Juan Antonio C. era asesor fiscal del perjudicado desde 1997. Según recoge la sentencia, la relación profesional mutó con el transcurso de los años en una gran amistad. La víctima tenía «absoluta y total confianza» en el acusado.

El perjudicado sufrió un ictus el 26 de mayo de 2011 y fue ingresado de urgencia en Son Espases, donde le operaron. Tuvo graves secuelas psíquicas como desorientación temporal, incapacidad para almacenar información, así como realizar razonamientos simples. «Era susceptible de ser engañado», indica el fallo.

El acusado tuvo intención de apoderarse del patrimonio de la víctima y acudió junto a ella, el 13 de febrero de 2013, a un notario. De este modo consiguió que su cliente y amigo otorgara una escritura pública de transmisión de todas las participaciones de la empresa en favor de la del investigado. La sociedad era propietaria de un local de un valor superior a 400.000 euros. El hombre también consiguió que la víctima le cediese un BMW.

La Audiencia de Palma sostiene que Juan Antonio C. «se aprovechó de la especial vulnerabilidad» de su amigo y la madre de este, una mujer de avanzada edad. Iba a gestionar la empresa para hacer frente a las deudas y abonaría lo que quedara a la mujer. Pero no fue así. Lo que hizo fue adquirir su empresa, su local y su BMW, que lo puso a nombre de su esposa.