Débora, la madre del niño, este miércoles en el portal del edificio de la calle Pons i Gallarza de Palma.  | Alejandro Sepúlveda

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Santino nació el 19 de julio de 2019 en Mallorca y renació el 6 de septiembre de 2021. El niño, cuyo nombre -de origen italiano- significa «consagrado a Dios», cayó el lunes pasado de un cuarto piso en un edificio situado en el número 82 de la calle Pons i Gallarza, en Palma. Una red colocada en un tendedero del entresuelo le salvó la vida. «Ha sido un milagro», dijo este miércoles su madre, Débora, en el portal de la finca.

Santino estaba en su habitación viendo unos dibujos animados que se llaman La Granja de Zenón. «Movió la mesilla de noche, se subió y cayó por la ventana», explicó su madre. «Mi hijo tiene una fuerza sobrehumana, éramos 15 personas para sujetarlo y ponerle suero en el hospital Son Espases».

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En la caída, el pequeño se golpeó primero con un barrote de un tendedero del segundo piso antes de caer sobre la red de plástico situada en el patio interior. Santino solo sufrió varios rasguños. «Aquí», comentó Débora señalándose la parte superior del labio.    «Mi hijo pegó un grito y me asomé sin entender nada. No entendía qué hacía ahí abajo. Si hubiera ocurrido en otra ventana del piso habría sido otra historia...».

PALMA.
El patio interior de la finca donde se precipitó.

Carmen Marín es la vecina del entresuelo que puso la red hace ya varios años. «La coloqué para que no cayera la ropa de la vecina de arriba a mi ventana. Ahora, con el porrazo del niño se ha roto, está echa polvo y tendré que poner otra nueva», contó la señora, que se dio cuenta de la caída porque estaba con su marido viendo la tele y escuchó: «¡’Puuummm!’».

PALMA.
Carmen Marín señala la red verde de plástico que salvó la vida al pequeño, el pasado lunes.

El pequeño se golpeó con un barrote de hierro antes de caer a la red y luego al suelo

El nieto de Carmen Marín, que vive en otro entresuelo, recogió al pequeño Santino del suelo. «Estaba con amigos y salió por su ventana. El niño lloraba y se abrazó a él hasta que llegaron sus familiares y lo llevaron al hospital de la Cruz Roja», explicó la señora. «Y ya no sé nada más, porque es gente nueva y no conozco a nadie». El niño se golpeó con un barrote de hierro del tendedero del segundo piso -que lo partió- antes de caer sobre la red y luego al suelo del patio interior de la finca en la que viven 48 vecinos. «El porrazo fue bueno», añadió la mujer, que escuchó el golpe y un llanto. «Salí en camisón y descalza y ya lo vi en brazos de mi nieto. Es un milagro».