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Multas a vista de pájaro. El dron cedido por la Dirección General de Emergencias del Govern a la policía fue en la madrugada de este sánado una herramienta muy útil para detectar aglomeraciones de jóvenes y juergas nocturnas en calles de Palma. Casi un centenar de jóvenes fueron multados por saltarse las nuevas restricciones, la normativa anti COVID-19 y celebrar botellones.

El dispositivo estuvo formado por la Policía Local, la Policía Nacional y la Policía del Puerto y se centró en cinco puntos ya clásicos: el Paseo Marítimo, los polígonos industriales, sa Feixina, Santa Catalina y la Platja de Palma.

Controles

En Can Valero y Son Castelló, numerosos conductores se encontraron con que los accesos estaban cerrados y había controles policiales, después de meses de juergas de cientos de jóvenes sudamericanos en aquellas calles, con carreras ilegales, peleas y tráfico de drogas. En la Platja de Palma, un camión de Emaya acompañó a la comitiva policial, que se topó con grupos muy numerosos de alemanes, muy bebidos y que cantaban y alborotaban en la calle de madrugada.

Controles policiales
Una de las concentraciones de jóvenes de ayer de madrugada.
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El dron, por su parte, voló desde el Paseo Marítimo y cubrió Santa Catalina y sa Feixina. Su ojo permitió detectar a grupos de botellones escondidos, la mayoría formados por españoles. La noche se saldó con 93 multados, la mayoría por incumplimiento de la normativa anti COVID-19 y también por consumir alcohol en la calle. Son las primeras supermultas que se imponen con el nuevo panorama sancionador. Además, se practicaron siete pruebas de alcohol y se inmovilizaron cinco coches.

Llamó la atención que tres prostíbulos palmesanos fueran sorprendidos trabajando a pleno rendimiento. Los agentes los clausuraron, al igual que tres bares y dos ‘party boats’. Como detalle de la cantidad de juergas que se celebraron, destaca un dato: los policías intervinieron más de mil botellas o latas de alcohol. Las que lograron esconder los jóvenes son incontables.

También fueron precintados dos altavoces de pequeño tamaño pero de gran potencia que se han puesto de moda entre los alemanes. Los llevan en los bolsillos y los encienden a todo volumen con el consiguiente sobresalto vecinal. Este verano hay ya decenas de estos artilugios intervenidos. Este sábado, el BOIB publicó las medidas que limitan las reuniones sociales de madrugada. Aunque eso importa poco a los juerguistas. O nada.

Controles policiales
Dos técnicos, con el dron