La acusada durante el juicio en la Sección Primera de la Audiencia de Palma. | Alejandro Sepúlveda

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«Todos los días, durante dos años, hubo descuadres de caja en la farmacia. Todos los días se le comunicó al propietario y decía que no me preocupara y que, si rellenábamos la hoja de Excel, al final de año cuadraría». Era la mujer de confianza del dueño de la farmacia de Portopí. Su mano derecha. Una exencargada del establecimiento negó ayer en el juicio en la Audiencia de Palma que se apropiara de casi 100.000 euros entre julio de 2017 y septiembre de 2018.

La acusada, de 40 años y nacionalidad española, explicó que no era la única persona que hacía anotaciones en la hoja de Excel en la que figuraban los ingresos.

–¿Qué hacía para remediar este descuadre?, preguntó la fiscal a la mujer.

–Pusimos bridas en los petates para que no estuvieran abiertos, pero tampoco funcionó porque la gente cogía dinero.

La sospechosa relató que con el dinero de la caja pagaban horas extras de trabajadores, albañiles, al maestro de obra o botellas de agua. «Había muchísimos pagos y no los hacía todos yo». La mujer reconoció que era una de las personas de confianza del propietario de la farmacia y que no era la única que hacía los ingresos en el banco a pesar de ser la encargada en aquel entonces. «Sinceramente me arriesgué e hice el idiota. Yo no hacía nada perfecto, mire dónde estoy».

El dueño de la farmacia declaró que la acusada se separó de su anterior pareja y le empezó a pedir adelantos de nóminas. «La investigada era la encargada de hacer los ingresos en el banco. Me di cuenta de que había descuadres de caja, pero yo no pensaba que era tan grande lo que estaba desapareciendo porque no tenía datos. Mi preocupación era acabar lo antes con la reforma de la farmacia y negociar con el personal hostil. Yo seguía teniendo confianza en ella porque, al final, te autoengañas. Ella es muy buena actriz y te hace creer que todo va bien».

El propietario del establecimiento manifestó que el ingreso salía de la farmacia pero no llegaba al banco. «Todos la teníamos calada. Ya sabía que la estábamos pillando, era un escándalo».

Una compañera de la mujer recordó que el último día que la acusada trabajó en la farmacia contó una caja con ella y cuadraba. «Se fue a entregar el dinero al banco y no ingresó el mismo importe». La exencargada se cogió la baja en septiembre de 2018 y «dejó de haber problemas».

La Fiscalía reclama dos años de cárcel y 3.000 euros de multa

La Fiscalía pide una condena de dos años de cárcel para la mujer por un supuesto delito de apropiación indebida y una multa de 3.000 euros. La acusada deberá devolver al propietario de la farmacia los 98.134 euros que se apropió, según el escrito del ministerio público. El juicio continuará hoy con nuevas testificales.