Los padres de los niños asesinados en Godella (Valencia), Gabriel (d) y María (i), han sido encontrados culpables del crimen cometido sobre los dos pequeños en la noche del 14 de marzo de 2019. Así lo ha determinado en su veredicto el jurado que ha deliberado durante dos días tras el juicio por estos hechos que se ha celebrado desde el pasado 31 de mayo en la Ciudad de la Justicia de València, según el cual consideran que los dos participaron en la muerte, en las lesiones que costaron la vida a los pequeños, y que ambos los enterraron. | Efe

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Gabriel y María, los padres de los niños asesinados en Godella (Valencia), han sido encontrados culpables del crimen cometido sobre los dos pequeños en la noche del 14 de marzo de 2019, si bien a la madre, por una causa de inimputabilidad debido a un brote esquizofrénico, correspondería una medida de seguridad consistente en internamiento en un centro psiquiátrico.

Así lo ha determinado en su veredicto el jurado que ha deliberado durante dos días tras el juicio por estos hechos que se ha celebrado desde el pasado 31 de mayo en la Ciudad de la Justicia de Valencia, según el cual consideran que los dos participaron en la muerte, en las lesiones que costaron la vida a los pequeños, y que ambos los enterraron.

El fiscal pedía 50 años de prisión (25 por cada asesinato), con un máximo de 40 años de encarcelamiento, para el padre; y el mismo tiempo de internamiento en un centro psiquiátrico para la madre, por padecer esquizofrenia y tener alteradas las facultades que harían posible su imputación.

El jurado ha considerado a Gabriel culpable de la muerte de los niños por una mayoría de 7 a 2 de los votos, mientras que en el caso de la madre, el veredicto de culpabilidad se ha tomado por unanimidad. En ambos casos, ha denegado la remisión condicional de la pena y la posibilidad de indulto.

En el caso de María, el jurado ha considerado probado por una mayoría de 7 a 2 de sus miembros que no era consciente de sus hechos y por tanto es inimputable.

El fiscal pide 25 años de prisión para cada uno de ellos, con un máximo de 40 años de encarcelamiento para el padre y de internamiento en un centro psiquiátrico para la madre, por padecer esquizofrenia y tener alterada las facultades que harían posible su imputación.

La defensa de Gabriel ha anunciado que presentará un recurso en su momento al considerar que no ha habido unanimidad del jurado en los hechos fundamentales y que no se ha valorado «ninguno de los indicios».

Por ello, ha cuestionado si esa es una valoración suficiente como para justificar la culpabilidad de Gabriel y ha dicho confiar en los «profesionales magistrados» del Tribunal Superior de Justicia, por «ser los que saben», según ha manifestado a los medios de comunicación al finalizar la lectura del veredicto.

Por su parte, la defensa de María no ha descartado la posibilidad de recurrir la sentencia cuando se dicte si existe la declaración de culpabilidad pese a la eximente completa, y ha justificado esta decisión en que su clienta «se ponga bien, que es el objetivo fundamental».

La abogada, que se ha mostrado absolutamente de acuerdo con la condena del jurado a Gabriel, y María se han abrazado al concluir la lectura del veredicto, momento en que la letrada le ha transmitido tranquilidad.

Según la defensa de María, esta está «ya muchísimo mejor» y está siendo atendida por un psiquiatra privado, y lo importante es que progrese «y lo haga lo más rápido posible».

En cualquier caso, el veredicto del jurado se limita a considerar como probados unos hechos, y correrá a cargo del magistrado presidente del tribunal elaborar una sentencia, que califique estos hechos de acuerdo con el Código Penal e imponga las penas consiguientes.

El juicio comenzó el pasado 31 de mayo tras la selección del jurado y se ha venido desarrollando en la Ciudad de la Justicia de València a lo largo de los últimos días a partir de la acusación por dos delitos de asesinato que el fiscal presentó contra el padre de los niños, que tiene doble nacionalidad belga y mexicana (sin antecedentes penales) y 27 años, y la madre, española y de 25.

Esta «padecía una esquizofrenia de tipo paranoide, que se encontraba en fase de brote agudo, y que anulaba las bases psicobiológicas de su imputabilidad (inteligencia y voluntad)» en el momento de los hechos. Esto último supone una eximente completa de anomalía psíquica.

A lo largo de la vista el jurado escuchó al padre decir que en la noche en la que se produjo el crimen se fue a dormir sobre las 22 horas con el niño a la cama, que fumó «uno o dos porros» antes, y que ella se fue con la niña -un bebé- a un sofá. También la han escuchado a ella relatar: «Yo creo que los mató él, porque estuvo despierto toda la noche. Lo tenía todo planeado. Si nos mataba a los tres, como nos íbamos a ir de viaje, nadie se hubiera dado cuenta».

Asimismo, han conocido la opinión del responsable de Homicidios de la Guardia Civil que desarrolló la investigación por el doble parricidio de Godella, quien consideró «poco probable», por las dimensiones de la casa en la que se produjo el crimen y el entorno tranquilo, «que uno de los dos progenitores matase a los niños sin que el otro lo supiese».

También han oído el testimonio de la abuela materna de los niños, quien describió a Gabriel como un marido controlador que manipulaba a su hija, una chica influenciable con graves problemas psiquiátricos, como han confirmado los psiquiatras forenses que la examinaron. Y, con esos y otros elementos, ha llegado al fallo conocido este jueves.