El juicio ha quedado visto para sentencia. | Alejandro Sepúlveda

TW
3

El 26 de abril de 2018 se conoció la sentencia para los acusados del ‘caso Manada’ de Pamplona. Casi tres años antes una chica fue violada en Palma. Y hasta ese momento no había dicho nada a nadie. La repercusión de lo ocurrido durante las fiestas de San Fermín tiempo atrás le hizo dar un paso al frente y denunciar. «Ver lo de Pamplona me abrió los ojos y pensé que podría hacerle a otras chicas lo que me había hecho a mí», sentenció la víctima a través de videoconferencia desde Canarias, donde tiene fijada su residencia.

La Audiencia de Palma juzgó este lunes a un hombre, de 31 años y origen marroquí, por una presunta violación cometida en la capital balear en 2015. El acusado se hizo pasar por otro en una red social y concertó una cita con la perjudicada. «Cuando abrí la puerta me encontré a una persona rara, gigante, obesa, y no al chico de Tinder», sentenció la chica. El procesado, defendido por el abogado Miguel Ángel Ordinas, y que se encuentra en prisión, negó los hechos. «Es falso todo», dijo dirigiéndose al fiscal, que pide para él una condena de diez años y medio y que indemnice a la víctima con 20.000 euros por los daños ocasionados.

Noticias relacionadas

El suceso se remonta a 2015. El procesado y la víctima habían hecho match en Tinder. Se gustaban. Pero había truco. El hombre se había puesto una foto de otra persona para llamar la atención de las mujeres. «Él me gustaba, era mi tipo. Alto, moreno, y tenía buen físico. Mi prototipo», dijo la víctima. Durante un tiempo estuvieron hablando a través de la red social y se intercambiaron los perfiles de Facebook. Cientos de mensajes después decidieron quedar. Y ahí empezó el infierno para la chica, que se encontraba en Palma haciendo una especialidad de la carrera que estudiaba.

El imputado, que cumple una condena de siete años y medio por violar a otra joven, le hizo un petición antes del encuentro. Tenía que recibirle en lencería y con antifaz. Y lo hizo a medias, ya que no se tapó los ojos. La chica abrió la puerta y al descubrir que se trataba de otra persona la cerró. La víctima contactó con el hombre, que le dijo que el que se había presentado en su piso era un amigo y le pidió que mantuviera relaciones sexuales con él para ver «cómo follaba», explicó la denunciante. La joven se negó. El acusado se hizo pasar de nuevo por el chico del perfil de Tinder e irrumpió en la vivienda de la joven. Allí le practicó sexo oral a la fuerza y le obligó a hacerle una felación. El juicio quedó visto para sentencia.