Los detenidos le tatuaron dos penes | Redacción Sucesos

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J. C., el hombre con discapacidad que denunció que lo habían secuestrado y torturado un grupo de siete jóvenes en Manacor, inició el pasado miércoles una huelga de hambre y además ha escrito en una libreta de tapas azules una carta dirigida a los medios de comunicación en la que cuenta su historia. «Los concursos quería que fueran para buscar amigos y tener gente a mi lado», escribe en la misiva. El hombre reconoce que pidió que le hicieran «miles de barbaridades» y que esperaba que no se atreverían a llevarlas a cabo.

«Todo llegó demasiado lejos. Me encontré a gente sin escrúpulos capaz de hacer lo que fuera por dinero», lamenta J. C. en la carta en la que también explica su dura infancia.

Huelga de hambre

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«Huelga de hambre. Soy la víctima al que tatuaron y torturaron en Manacor. No pido dinero. Tengo el 38 % de discapacidad. Justicia ya». J. C. ha escrito que quiere que se haga justicia en una caja de cartón desplegada en la calle Sant Miquel, de Palma. «Quiero volver a declarar. En el juzgado dije cosas que no tenían sentido y tendría que haber dicho todo tal y cómo fue. Esas personas deberían estar en la cárcel, abusaron de mí», explicaba.

Una mujer que caminaba por la calle Sant Miquel se detuvo al verlo en huelga de hambre y le preguntó por lo ocurrido. Tras escuchar su versión, le regaló una estampita de una Virgen y le deseó suerte: «Rezaré por ti», le espetó.

El hombre reconoce que a través de las redes sociales organizó el concurso ‘Cambia mi look o destrózalo’ a principios de marzo, pero no esperaba que los participantes se atrevieran a torturarle. El juego, dice, «no fue consentido. Dejó de serlo cuando me quitaron el móvil y la cartera». J. C. relata que los concursantes sabían en todo momento que sufría una discapacidad intelectual.

El perjudicado afirma que denunció porque se sintió «acosado y vulnerado». «Me torturaron y no supe pararlo, tenía miedo de ellos». Algunos de los participantes manifestaron que las prácticas fueron consentidas en todo momento y que no sabían que tenía una discapacidad. Le tatuaron dos penes en la cara, le cosieron los dedos del pie y le pusieron pegamento en la boca.