El acusado, en el juicio por la primera agresión sexual. | Alejandro Sepúlveda

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Más presas. El violador de Badoo se enfrenta a un nuevo juicio por otra agresión sexual a una joven que conoció a través de Tinder en Palma. La Fiscalía pide una condena de 10 años y medio de cárcel para Mouad El Khouli y que indemnice a la víctima con 20.000 euros por los daños morales causados.

Los hechos por los que será juzgado a finales del mes de mayo en la Audiencia de Palma ocurrieron en 2015. Según el ministerio público, el acusado, de 31 años y origen marroquí, creó un perfil en Tinder con una imagen de otra persona. Su objetivo era engañar a las chicas con las que había hecho match en la aplicación de citas.

Mouad El Khouli contactó con una joven de su misma edad y, posteriormente, intercambiaron sus perfiles en Facebook, así como sus números de teléfono. La idea era conocerse más a fondo y finalmente concertaron una cita en abril de ese año. Acordaron que el punto de encuentro fuera el domicilio de ella.

El procesado, como ya hizo con otras de sus víctimas, le pidió que le recibiera con los ojos tapados por un antifaz y en ropa interior. La chica accedió creyendo que se trataba del joven que había conocido a través de Tinder. Pero se equivocaba. La persona con la que hablaba por la aplicación no tenía nada que ver físicamente con el hombre que aparecía en la fotografía.

Mouad El Khouli acudió a la casa de la joven «guiado por el ánimo de satisfacer su deseo sexual». La chica abrió la puerta y al descubrir que se trataba de otra persona la cerró de inmediato. La víctima contactó con el acusado, que le dijo que el hombre que se había presentado en la vivienda era un amigo suyo que iba a comprobar que le recibiría con el antifaz y en ropa interior.

El procesado le pidió que mantuviera relaciones sexuales con la persona que acababa de ir a su casa y le llegó a ofrecer dinero y droga si aceptaba. La joven se negó y El Khouli se hizo pasar por el hombre que salía en su imagen de Tinder para regresar de nuevo al domicilio.

La joven creyó que esta vez sería el chico que había conocido en la aplicación y abrió la puerta. El acusado le empujó con fuerza hacia el interior, la tiró sobre la cama y le dijo: «Ahora voy a hacer lo que quiera contigo». A continuación le practicó sexo oral y le obligó a que le realizara una felación. La víctima se sintió «aterrorizada e indefensa».