El condenado, a su llegada a los juzgados. | Alejandro Sepúlveda

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«El coche hizo exactamente lo que Gerardo J. quería que hiciera: estamparse contra las personas que estaban allí». La Audiencia de Palma ha condenado a veinticuatro años de cárcel a un joven que arrolló a cuatro adolescentes frente a una discoteca del Arenal en 2019. El acusado, de 21 años y nacionalidad española, deberá indemnizar a las víctimas con 13.756 euros por las lesiones y secuelas ocasionadas.

Los hechos se remontan a las 1.30 horas del 6 de abril. Gerardo J. se encontraba en el interior de la discoteca Coco Rico, situada en la calle Cartago de s’Arenal, junto a otros amigos. Alrededor de las 3.30, mantuvo una discusión con uno de los perjudicados y un amigo de este se interpuso en la disputa y le instó a salir del establecimiento. Una vez fuera, Gerardo J. y el joven cruzaron la calle hacia la playa y se pelearon hasta que los separaron.

El acusado se subió a un Renault Clio, que conducía un nieto menor de edad de ‘La Paca’, histórica matriarca de Son Banya, y cuando se alejaban del lugar amenazó al chico con el que se había peleado: «Te voy a matar». El procesado regresó al lugar al cabo de 10 minutos, cuando ya había cerrado la discoteca, conduciendo a gran velocidad y en contradirección un Ford Fiesta robado dos días antes.

El conductor se dirigió hacia un grupo de unos 40 jóvenes «con la intención de causar la muerte de las personas allí congregadas», según la sentencia. Hizo un trompo y embistió a cuatro chicos, se llevó por delante un árbol y colisionó contra unas vallas. Gerardo J se bajó del coche, subió al Renault Clio de nuevo y huyó.

El acusado solo respondió a las preguntas de su abogado en el juicio y dijo que esa noche había tomado wiski, marihuana y hachís. Aseguró que fue un accidente. «Me acuerdo que intenté pisar el freno y no respondía». Circuló a 100 km/h y frenó a 20 metros del lugar. El joven negó que hiciera esa maniobra para atropellar a nadie. Tras el impacto, se quedó en shock, bajó del coche y al ver el Renault Clio se subió pensando que era un taxi.

El tribunal califica de «absurda» su versión exculpatoria. «De ser cierto que el coche ‘se le fue’, lo normal es que se preocupe de lo sucedido. Afirma Gerardo que no vio a nadie atropellado, pero no lo vio simplemente porque no miró, no le importó».