Francisca Belén, de 48 años, junto a 'Rocky' y 'Candi', sus dos perros. | J.B.- L. BECERRA

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«¿Eres de la Ultima Hora? Os estaba esperando. Quiero hablar con vosotros y poder defenderme. Entiendo a los vecinos y comprendo que estén enfadados y atemorizados. Nosotros también lo estamos. Yo llevo viviendo aquí desde el 21 de noviembre de 2020 y nunca habíamos tenido ningún problema, pero desde que cerraron el asentamiento de Son Forteza nos ha venido toda la chusma, toda la mierda y ahora tenemos miedo». Así de claro lo explica Francisca Belén, de 48 años de edad y residente en el asentamiento.

Nuestra protagonista sostiene que la situación en el asentamiento en los últimos días se ha visto alterada por culpa de la llegada de varios 'sin techo' procedentes de Son Forteza. «Esta gente está loca. Están todo el día drogados y se meten de todo. Los vecinos saben que nosotros somos buenas personas y que nos portamos muy bien. Por circunstancias de la vida nos desalojaron de nuestro piso y nos tuvimos que venir a vivir en la calle junto a nuestros dos perros; ‘Rocky’ y ‘Candi’. Te puedo asegurar que a ellos no les falta de nada, son como si fueran nuestros hijos», añade.

Tras entrevistarnos con varios de los indigentes, todos coinciden en que la violencia y el incivismo ha ido en aumento en los últimos días. Todos cargan contra los recién llegados de otros puntos de la ciudad. «A la mínima te sacan un cuchillo, un palo o directamente la emprenden a golpes. Cuando esta gente va borracha o puestos de droga hasta las cejas es mejor dejarlos», comenta otro de los ‘sin techo’ que prefiere no dar la cara para evitar represalias. «El otro día se publicó un vídeo donde se veía a una mujer, que no está bien, provocar y golpear a un señor mayor. Es verdad que el anciano –que tiene problemas con el alcohol– también le golpeó con un palo, pero es que ella llevaba un cuchillo en la espalda. Todo el mundo le tiene miedo. Le hemos pedido a la policía que se la lleve, pero no hacen nada», concluye Francisca.

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Los residentes también nos explican que, recientemente, unos jóvenes atropellaron y mataron a uno de sus perros. «Lo asesinaron, y lo llevaron arrastrando unos diez metros con el coche. Mi marido reventó el cristal del vehículo de un puñetazo. Fue detenido, pero es que nosotros queremos mucho a nuestros perros, son como nuestros hijos», concluye Francisca Belén.

Los vecinos confían en que las autoridades hagan algo para acabar con esta situación.

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En el asentamiento residen unas 20 personas de varias nacionalidades.

Los indigentes: «Cada 10 minutos tenemos que llamar a la policía»

Vecinos y residentes son conscientes de que la situación en el antiguo aparcamiento de la estación de autobuses de Eusebi Estada es complicada. «Nosotros somos los primeros que cada 10 minutos llamamos a la policía. Estos recién llegados son peligrosos y tienen armas. Por culpa de ellos nos van a echar a todos de aquí», dicen los ‘sin techo’.