El caso ha sido remitido de los juzgados de Inca al de Vía Alemania. | Alejandro Sepúlveda

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Una disputa familiar, problemas con la herencia y un constructor muy avispado son los ingredientes de la siguiente historia cuyo desenlace será decidido en los juzgados.

Varios implicados han interpuesto una denuncia contra un constructor de Binissalem y dos de sus propios hermanos por presentar al cobro una factura de cerca de 200.000 euros a nombre de su padre fallecido hace más de ocho años.

Todo comenzó en abril del año 2012 cuando el patriarca de la familia falleció dejando seis hijos. Al ir a aceptar el testamento, dos de los hermanos, en compañía de una empresa de construcción, hicieron pública una factura por importe de 190.848 euros en concepto de unos servicios que, según ellos, su padre había solicitado.

Indagaciones

El resto de beneficiarios de la herencia iniciaron una serie de indagaciones sobre esa supuesta factura y descubrieron que su padre, a los 82 años, enfermo, pero en perfectas condiciones psíquicas, nunca había firmado ni aceptado ningún presupuesto. Los servicios de la factura indicaba trabajos realizados en la vivienda del interesado, pero una vez hechas las comprobaciones pertinentes, no aparece nada de lo reseñado en el documento que se presentó al cobro.

Además, según consta en la denuncia interpuesta ante el juzgado y a la que ha tenido acceso Ultima Hora, en el Ajuntament de Binissalem no existe ningún permiso de obra concedido en los últimos 40 años en ese domicilio. Es más, una factura de reforma por ese importe (IVA incluido) requiere de un complejo permiso de obra mayor.

De los supuestos servicios realizados por el constructor, aparece un sondeo de 50 metros de profundidad con su correspondiente entubado. En su escrito de acusación, los afectados se preguntan: «¿Cómo se hace un sondeo de localización de aguas subterráneas dentro de unas casa antigua? Todo es un despropósito», sentencian.

Finalmente, los denunciantes también han comprobado que esa factura no consta en la Agencia Tributaria y que su padre, con una pensión de 700 euros mensuales, hubiera tardado 100 años en abonar dicho importe.