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«Necesito ayuda. Soy discapacitado y un grupo de personas han abusado de mí». Son las 21.41 horas del domingo día 7 y una llamada al 091 desde un teléfono móvil pone en guardia a la Policía Nacional. Cuando los primeros agentes atienden al hombre de 34 años, cerca del cuartel de la Guardia Civil de Manacor, aún no saben que están ante uno de los casos más sórdidos de los últimos años en Mallorca. Esta es la reconstrucción, paso a paso, de un escándalo destapado en primicia por Ultima Hora que ha conmocionado a la sociedad mallorquina y ha llenado programas e informativos a nivel nacional.

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Ainhoa’, como se hace llamar la víctima, tiene un 38 por ciento de minusvalía intelectual. Escribe correctamente y se expresa con cierta soltura. Su obsesión, desde hace años, es el sado ‘light’. Un masoquismo de baja intensidad que ese fin de semana se le fue de las manos. Lleva años organizando concursos en internet en su canal de ‘Capacitados Mallorca’, un cruel juego de palabras dada su condición. Y a principios de mes anuncia en Facebook y Milanuncios otro de sus juegos: «Cambia mi look o destrózalo». El premio puede llegar a 3.000 euros y con la que está cayendo, en términos económicos, le llueven candidatos. A pesar de que el objetivo sea humillar, vejar y torturar a un hombre durante 48 horas seguidas. Sin piedad. Llega el momento de la criba y sólo quedan seis candidatos, más el hermano de uno de ellos que apenas participa en los hechos. Los elegidos tienen entre 22 y 32 años. Son dos grupos distintos de Palma y Manacor, que no se conocen entre ellos. Pero que no tienen ningún inconveniente en compartir intimidad durante dos días. Y vejaciones.

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El día 2, martes, a las 18.00 horas, ‘Ainhoa’ se cita con dos de las chicas de Ciutat en un pub. Hablan sobre el concurso y sientan las bases de un fin de semana inolvidable para todos. Para unos porque pueden ganar mucho dinero y para otro, el protagonista, porque puede hacer realidad sus fantasías eróticas, con tintes sado. Llega el día. El viernes, a las 17.45, el organizador espera a las chicas palmesanas en la estación de autobuses del Parc de ses Estacions, en la Plaza de España. Suben en coche a Manacor. Le vendan los ojos y lo visten con un tanga y un sujetador, «además de ponerle un pañal para que se hiciese sus necesidades encima», según consta en el sumario.

Segundo piso

En Manacor, van a un segundo piso, donde les esperan los otros jóvenes. Tienen por delante todo un fin de semana de torturas, lo cual les ilusiona a todos. Antes de comenzar, empero, el hombre les hace firmar un contrato. Esa misma tarde comienzan los castigos, aunque nada comparable a lo que está por venir. Le afeitan las cejas y la cabeza y quieren depilarlo con cera, pero ‘Ainhoa’ se niega y lo hacen a cuchilla.

El hombre con discapacidad que organizó el macabro concurso para que le torturaran durante dos días cruzó numerosos mensajes de WhatsApp con los concursantes que se habían presentado.

Luego establecen la hoja de ruta de las barbaridades que piensan hacerle: atarle las manos con bridas, dejarlo atado a una silla toda la noche, vestirle de mujer para que baile en el interior de un supermercado de Manacor, tatuarle penes en el rostro, conejos en el pecho y un sujetador en el torso. Subirlo a la terraza con un tanga, untarlo con salsas y echarle agua fría. Coserle los dedos de los pies, realizarle piercings en las orejas y pegarle los labios con pegamento. Vamos, lo normal en un viernes noche entre amigos. Luego, el organizador aporta una nueva idea: que le introduzcan un pepino por el ano. A todo esto, según los detenidos, el organizador nunca les contó que tiene una discapacidad intelectual. La víctima, en cambio, sostiene lo contrario.

Las cosas empiezan a torcerse cuando, pasada la medianoche, lo suben a la azotea en sujetador y tanga y uno de los chicos coge una botella de agua fría y se la tira encima. Luego le restregan tomate triturado y otras sustancias viscosas por el cuerpo, mientras le obligan a frotarse la piel con un estropajo. Las temperaturas nocturnas son muy bajas y el youtuber empieza a sentirse mal. Entra casi en hipotermia y los concursantes deciden bajarlo al piso, entre temblores. En un raro atisbo de humanidad le ofrecen llevarlo al hospital, pero él lo declina.

Entrevista a una de las acusadas de las torturas en Manacor «Nos ofreció 25.000 euros para que le cosiéramos los ojos y la boca»

El premio al ganador será de 3.000 euros, pero el botín va subiendo por momentos y la jauría quiere asegurarse de que cobrarán. ‘Ainhoa’ les muestra unas inversiones en Bolsa, de 30.000 euros, y se quedan tranquilos. Los jóvenes beben vodka, engullen chupitos y fuman porros. En plena bacanal, supuestamente, el hombre con discapacidad sube a 25.000 euros la recompensa al que le proporcione más placer e implora a una de las chicas que le cosa los ojos y la boca. Ella se niega. Su aspecto ya era denigrante: esperaban un tatuador para desfigurarlo, pero el profesional se asusta y no aparece, así que tienen que ver tutoriales en Youtube sobre cómo tatuar. Improvisan una máquina casera con tinta de ínfima calidad, una aguja y un inyector, y le graban tres penes en el rostro.

La orgía, en parte, es grabada por los concursantes con sus teléfonos móviles. Algunos fragmentos son subidos a la red. El alcohol y las horas sin dormir empiezan a tensar los ánimos y el domingo el organizador decide que ya no quiere continuar con el juego. «Los castigos han sido excesivos y si no quería hacer alguno se ponían violentos y me gritaban. Tenía miedo de que me dieran una paliza», cuenta luego a la policía. Y su obsesión empieza a ser otra: librarse de los siete jóvenes y salir del piso.

Dos de las chicas se ofrecen a bajarlo a Palma, pero uno de los jóvenes pierde los nervios: «Como no me pagues te meto una hostia. Por mi padre que está bajo tierra que pagas». La víctima consigue enviar un audio a una amiga, en el que se escuchan algunas de las amenazas que está recibiendo para que les entregue el dinero pactado. Acto seguido, le devuelven su móvil y la cartera, que le requisaron el viernes por la tarde, cuando comenzó el juego macabro. Con el teléfono recuperado, el hombre contacta con otros amigos y les manda fotografías de su aspecto, casi irreconocible tras 48 horas de tropelías. Pasadas las siete de la tarde del domingo organizador y concursantes dejan el piso y dos de las chicas recogen en una bolsa de basura los restos de la fiesta y los tiran a la basura. Entre ellos, la máquina casera de tatuar con la que han desfigurado al discapacitado.

Las jóvenes insisten en acompañar a Palma a ‘Ainhoa’, pero él se aleja, renqueante porque le han clavado chinchetas en los pies. Antes de que la banda sea detenida, una de ellas escribe un WhatsApp a la víctima, apremiándole a que les pague por 48 horas de crueles torturas: «Si no puedes pagar 25.000 me conformo con 3.000. No estoy por dinero».