El arresto del sospechoso se produjo el pasado viernes en un piso franco en Son Gotleu. | Alejandro Sepúlveda

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Zarpazo al narcotráfico en Palma. Agentes del Grupo I de Estupefacientes del Cuerpo Nacional de Policía han interceptado un importante alijo de droga en un domicilio de la barriada palmesana de Son Gotleu.

Se trata de una importante partida de sustancia estupefaciente de una gran calidad y pureza en origen. Concretamente se trata de unos tres kilos de cocaína y cinco más de hachís.

El arresto del responsable de la recogida de la mercacía es un vecino de la localidad de Consell, pero que operaba con un piso franco en Son Gotleu. Los agentes responsables del caso, tras una ardua investigación, descubrieron que el sospechoso era la persona encargada de recibir a través de paquetería la droga.

Los investigadores tuvieron constancia de que iba a recibir en su domicilio un paquete con sustancias estupefacientes. Los policías realizaron las comprobaciones oportunas y establecieron un dispositivo de vigilancia en las inmediaciones de la vivienda del ahora detenido a fin de interceptar dicho envío. Los agentes observaron cómo una conocida empresa de mensajería que opera de forma habitual en España descargaba el género y se lo entregaba. En ese instante, se identificaron como policías nacionales y procedieron a su detención.

Causa secreta

Esta detención forma parte de una operación declarada secreta. Desde el cuerpo policial el hermetismo es máximo.

La detención se produjo el pasado viernes y el acusado, asistido por el letrado Miquel Àngel Ordines, fue puesto ayer a disposión judicial. El arrestado prestó declaración de forma telemática a través de videoconferencia desde la Jefatura Superior de Policía. Tras pasar ante el juez, éste dictó un auto de ingreso en prisión sin fianza. Pasadas las 14.30 horas, un vehículo policial trasladó al detenido hasta el centro penitenciario de Palma. De una forma insospechada, los narcos han comenzado a realizar envíos de droga. El método es a través de paquetes postales y mensajería.

En un principio vale cualquier envoltorio para camuflar la mercancía –libros, chocolates o coches de juguete– hasta que la paquetería es interceptada.