El acusado, rodeado de guardias civiles, a su llegada a los juzgados de Inca, donde prestó declaración. | Alejandro Sepúlveda

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«Estoy muy arrepentido». El asesino confeso de Inca reiteró este jueves su culpabilidad y la jueza le envió a prisión. Juan Carlos Ribera Romero, un exvigilante de seguridad de 59 años, de gran corpulencia, insistió en que no era una persona violenta y que el martes perdió los nervios durante una discusión con su tío Jorge García-Valiño, que tenía 78 años.

El caso ha quedado esclarecido en un tiempo récord, principalmente porque el único acusado confesó los hechos de forma reiterada: primero al casero, después a la Policía Local y finalmente a la Guardia Civil.

Traslado al juzgado

El acusado pasó la noche en los calabozos de la Guardia Civil de Inca y este jueves por la mañana, a primera hora, los agentes lo trasladaron entre fuertes medidas de seguridad a los juzgados de esa ciudad, para que la jueza le tomara declaración. Le representó el abogado Xavier Lliteras, que explicó a los medios de comunicación que su cliente estaba muy arrepentido y no se oponía a su ingreso en la prisión. De hecho, su intención era entrar cuanto antes en la cárcel para cumplir la condena.

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El homicida, que iba esposado a la espalda, llegó a rostro descubierto, solo tapado parcialmente por una mascarilla sanitaria. Se mostró muy tranquilo y confirmó, punto por punto, la versión que dio ante la comisión judicial durante la reconstrucción de los hechos, practicada el miércoles en el apartamento de la calle Jardí, número 10.

La pareja llevaba poco más de dos meses viviendo en ese piso de alquiler y el acusado limpiaba la casa y cuidaba de su tío, que era un empleado de banca jubilado que llegó a Mallorca desde Vigo en el año 2012.

La autopsia desmiente la versión de que el jubilado llevaba 22 horas muerto

Este jueves se practicó la autopsia al jubilado asesinado en su piso de Inca. El examen forense no ha confirmado que la víctima llevara casi un día sin vida en la cama, tal y como contó el asesino. En principio, todo indica que el crimen se produjo más tarde, quizás de noche. La autopsia sí corrobora que la muerte se produjo cuando su sobrino le tapó violentamente la nariz y la boca con las manos. Jorge García-Valiño era hijo de un importante general de la Guerra Civil española, que decidió pasar su jubilación en Mallorca.

Primero en Inca, después en s’Arenal y ahora hacía unos meses de nuevo en la capital del Raiguer. Su gran pasión era la música y tocaba a diario el acordeón. Era mormón y de ideas conservadoras. Por este y otros motivos chocaba mucho con su sobrino.