Jorge García Valiño era exempleado de banca y un hombre de profundas convicciones religiosas.

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El hombre asesinado este miércoles en Inca era hijo de un prestigioso general franquista, Jorge García-Valiño no siguió la carrera militar de su padre, Rafael García-Valiño, pero en su día a día y en sus convicciones personales era una persona muy conservadora. No entendía muchos aspectos de la vida moderna y chocaba con algunas personas por esta concepción clásica de la vida.

Con todo, uno de sus allegados -al que enviaba dinero periódicamente- lo recordó este miércoles como «una muy buena persona, rígida en sus ideas, pero al fin y al cabo con un buen corazón». El jubilado, que llegó de Vigo a Inca en 2012, tenía un hermano en Mallorca y pasó un tiempo residiendo en s'Arenal. Los excesos de los turistas le hicieron replantearse su estancia en Mallorca y regresó a Inca. Era mormón y extremadamente religioso.

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No soportaba, por ejemplo, que fumaran cerca de él. Una afición que, en cambio, tenía su sobrino y asesino confeso. Otra de sus pasiones era la música: Jorge tocaba el acordeón y le gustaba cantar. Sus vecinos de Inca sabían si estaba en casa por el sonido del instrumento, que llegaba a la calle. Y no lo hacía nada mal.

El jubilado, que trabajó en banca toda su vida, era muy educado en el trato y era una persona instruida. Amanecía a las siete de la mañana y le daba mucha importancia a comer saludablemente. «Estaba hecho un roble», contó su allegado mallorquín: «Yo sólo puedo hablar bien de él. Es cierto que era una persona muy conservadora, pero siempre nos ayudó a mi familia y a mí. Nunca lo olvidaré».

Jorge García-Valiño fue presuntamente asfixiado por su sobrino durante una acalorada discusión. Los hechos ocurrieron este miércoles en torno a las diez de la mañana.