La cornisa de un edificio de Pere Dezcallar i Net, cerca de los juzgados de Vía Alemania en Palma, cayó y destrozó un coche aparcado en la calle. | Guillermo Esteban

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Y a las once de la mañana se presentó Hortense. El temporal de vientos huracanados dejó este viernes a media Mallorca afectada por más de 300 incidentes, una mujer herida grave, un policía contusionado y casi 70 árboles –la mayoría pinos de gran tamaño– derribados. El caos fue tal que 26 carreteras de la Isla quedaron cortadas al tráfico por desprendimientos en la calzada.

Los equipos de emergencia llevaban días alertando de la llegada del vendaval, pero la irrupción de la borrasca fue más virulenta de lo que se pensaba. Algunos, incluso, llegaron a pensar que se trataba de un cap de fibló, información que fue puntualizada por los servicios meteorológicos. En realidad, se trató de una «línea de tormentas», que barrieron Palma, Calvià, Llucmajor, Manacor, Son Servera y Petra, entre otros municipios.

Borrasca Hortense
En Llucmajor parte de una fachada cayó sobre la vía pública.

Palmeras caídas

En la capital balear, a esa hora, se celebraba una manifestación en las inmediaciones del Parc de la Mar y el vendaval comenzó a derribar palmeras del Paseo Marítimo. En poco tiempo, como ya ocurrió en el devastador temporal del 4 de octubre de 2007, las rachas huracanadas se colaron por las calles de Palma y llegaron al polígono de Can Valero, donde se registró el incidente más grave. Parte del tejado de un autolavado de coches voló por los aires y sorprendió en plena calle a una mujer de 49 años, que recibió en la cabeza parte de la chapa que había salido despedida. La señora quedó conmocionada, en estado grave, y fue atendida allí mismo por los médicos de una ambulancia, que la evacuaron hasta el hospital de Son Espases. En esos momentos, la Policía Nacional y la Policía Local pusieron en marcha un dispositivo especial en Palma, para atender las alertas que se iban sucediendo a medida que transcurrían los minutos. Las centralitas telefónicas de emergencias quedaron saturadas y poco después trascendió que había un segundo herido: un policía local de Calvià al que el cayó en la espalda una plancha metálica de una obra de El Toro. El agente fue evacuado hasta la Mutua Balear.

Junto a los juzgados de Vía Alemania, en la calle Pere Dezcallar i Net, se vivió uno de los mayores sobresaltos. Toda la cornisa de un edificio de oficinas de tres plantas se vino abajo y aplastó un Seat Ibiza estacionado en la calle. Un día normal, sin el cierre de los bares por la pandemia, la acera habría estado llena de clientes de un bar, que desayunan a esa hora. Un pináculo de la iglesia de Santa Eulàlia se derrumbó por el viento, pero cayó sobre una terraza del templo y afortunadamente no hubo que lamentar heridos.

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En Son Rapinya y Can Pastillas cayeron pinos, que cortaron algunas calles, y en la calle Dragonera, junto al cuartel de la Policía Local, el viento sopló con tanta intensidad que levantó una enorme red que cubre un edificio que están reformando.

Borrasca hortense
Hace poco más de un año que Pedro Cirer, propietario de la firma agrícola s’Hortolà, recuperó un antiguo molino, símbolo de su marca comercial, en Son Pelat, en el kilómetro 8,450 la carreta vieja de Sineu. Toda la construcción se vino ayer abajo, con tan mala fortuna que las piedras impactaron sobre un vehículo, que quedó destrozado.

El segundo herido se registró en El Toro, la zona cero de Hortense. Una plancha metálica de una obra golpeó en la espalda a un policía local, que tuvo que ser trasladado a la Mutua Balear, aunque su estado no era grave. En ese núcleo los daños fueron cuantiosos y el vendaval barrió la zona de bares y locales. En el Port d’Andratx también comenzaron a registrarse incidentes y para entonces la Guardia Civil, en colaboración con los Bomberos de Mallorca, Protección Civil y el centro de Emergencias del 112 se desplegó en distintas localidades, para atender las urgencias que iban surgiendo. En Llucmajor cayeron cascotes en una céntrica calle y muchos vecinos contaron que el viento sopló con tanta fuerza «que asustaba».

En Petra, el techo del campo de fútbol se resquebrajó y en Manacor cayeron árboles, carteles y tejas. En el polideportivo de Vilafranca también se registraron daños materiales. El temporal también sacudió Son Servera, donde la Policía Local tuvo que realizar numerosas salidas por árboles caídos o vidrieras reventadas por los golpes de viento.

Borrasca Hortense
Daños en el muelle comercial de Palma.

Barreras arrancadas

Una barrera de hierro forjado de una finca de Biniali fue arrancada de cuajo por el temporal, lo que da una idea de la violencia de las rachas, y la iglesia de Sant Pere también resultó afectada, con parte del tejado dañado. En el ayuntamiento de Sencelles, el viento arrancó la bandera española, según confirmó el alcalde, Joan Carles Verd.

En la red viaria de la Isla, poco antes del mediodía, la situación llegó a ser puntualmente complicada y la Guardia Civil de Tráfico multiplicó sus salidas para señalizar zonas con desprendimientos y desviar la circulación hacia otras zonas. En total, 26 carreteras se vieron afectadas por la borrasca, aunque horas después la gran mayoría de ellas había recuperado la normalidad. Al cierre de esta edición el 112 había intervenido en 314 incidentes, la mayoría de ellos en Palma, Llucmajor y Calvià. En algunos edificios los bomberos seguían trabajando porque había peligro de caída de cascotes sobre la calzada. En Magaluf, el vendaval arrancó de cuajo el letrero del hotel Samos, que cayó aparatosamente contra el suelo desde la azotea. Un vecino grabó el momento desde su teléfono móvil. Paradójicamente, las restricciones por el coronavirus –con las calles casi vacías y los negocios cerrados– evitaron este viernes que el paso de Hortense fuera mortal.