Antonio Cortés Cortés, rodeado de policías, reconstruye el crimen de su pareja y prima, Remedios Cortés Cortés. | Alejandro Sepúlveda

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«Van a venir a por mí, tarde o temprano». El asesino de ‘la Reme’ pasó este sábado su primera noche en prisión, donde está obsesionado con que los clanes gitanos tramen una venganza contra él. La dirección de la cárcel de Palma ha dispuesto los «medios de protección adecuados» para garantizar su seguridad en el penal.

El viernes, Antonio Cortés Cortés, de 35 años, se negó a prestar declaración ante la jueza de violencia de género y después ingresó en prisión, por un delito de asesinato contra su pareja y prima, Remedios Cortés Cortés. Nada más llegar al centro penitenciario, ha sido puesto en cuarentena durante catorce días, un protocolo habitual para que los presos que vienen de fuera no contagien el coronavirus a los de dentro.

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Preso de apoyo

El criminal, como también es normal en estos casos, cuenta también con un preso de apoyo, que le ayuda en sus primeros días y vela para que no se autolesione. El acusado, que trabajaba de albañil cuando tenía trabajo, ha expresado su temor a que ajusten cuentas con él algunos clanes gitanos: «Tarde o temprano vendrán a por mí». Este periódico se ha puesto en contacto con familiares de ‘la Reme’, que explicaron que la pareja empezó su relación hace 18 años. «Delante de nosotros no era un maltratador, pero tenía muchos celos siempre. Se peleaban mucho, por eso ella decidió separarse», contaron.

La familia insistió en que «es falso que tuviera un amigo, como dice él. Reme era una mujer de su casa, que vivía para sus cuatro hijos». Cuando se separaron, ella se fue a vivir con sus padres, en la barriada de Son Oliva, y él residía a caballo entre El Hoyo, en Secar de la Real, y s’Hostalots.