El acusado a su llegada a la Audiencia de Palma. | Alejandro Sepúlveda

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A Antonio Silva le quedan dos semanas para ser octogenario. Lleva en la cárcel de Palma más de doce meses y la Fiscalía pretende que su estancia allí se prolongue durante once años y medio más. Está acusado de matar a su compañero de piso en Son Gotleu el 20 de septiembre de 2019 clavándole unas tijeras en el cuello. Este lunes arrancó el juicio con jurado en la Audiencia.

El imputado, de nacionalidad portuguesa, explicó en la sala que acabó con la vida de Elías Martín después de que este se presentara en su habitación con una botella en la mano y diciéndole que le iba a matar. Él se defendió, pero su relato rozó el surrealismo.

Forcejeo

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Acompañado de una traductora, el procesado intentó hacer ver a los miembros del jurado que la víctima durante el forcejeo con él se cayó y se clavó las tijeras, con tanta mala suerte que lo hizo en la yugular. El ministerio público sostiene que Antonio agredió a Elías con la intención de matarlo. El acusado pidió ayuda al momento. «Me quedé helado y le dije a los otros compañeros de piso que llamaran a la policía, yo no encontraba mi móvil». Esos compañeros confirmaron ese extremo y además que la relación entre ambos no era buena. «Discutían a menudo y varias veces estuvieron a punto de llegar a las manos», subrayó uno de ellos.

Un agente de la Policía Local de Palma, el primer en llegar al piso, describió la escena que se encontró. «Antonio estaba en el rellano, sin camiseta y cubierto de sangre. Una vez dentro de la vivienda vimos a una persona en el suelo, en posición fetal, y mirando a la pared». Era Elías Martín Espinosa, que agonizaba. El mismo agente le limpió la sangre, comprobó que aún respiraba y vio «el orificio». Poco después llegaron los sanitarios, pero nada pudieron hacer para salvarle la vida. La herida era mortal de necesidad. Hoy sigue el juicio.

De «albañil» a «me dijo que había estado en la guerra»

A preguntas de la fiscal Carolina de Miguel, que expuso de manera brillante los hechos a los miembros del jurado antes de iniciarse el juicio, el acusado negó haber sido militar y experto en defensa personal. Dijo que había sido albañil toda su vida. Ni una hora más tarde, una compañera de piso del procesado y de la víctima explicó que Antonio le dijo en una ocasión que «había estado en la guerra y que sabía cómo matar».