Bibi y Mariano se conocieron en el verano de 2018 mientras trabajaban en un local de Punta Ballena. | Michel's

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‘Bibi’, como la llamaban sus amigos, llegó a Mallorca hace unos años dejando atrás su país natal, Bulgaria, «a buscarse la vida». Y lo hizo. Encontró rápidamente trabajo y una cierta estabilidad para poder establecerse en la Isla y hacer planes de futuro. Vivía en Palma y trabajaba como camarera en un local de Punta Ballena.

Era fija discontinua, por lo que cada vez que arrancaba la temporada turística en Magaluf se reencontraba con los ‘suyos’ en este enclave turístico del municipio de Calvià. Los que han sido sus compañeros destacan de ella que era «muy aplicada y muy trabajadora». La vida no le iba mal aunque, como ocurre a la mayoría de la población, el coronavirus había trastocado algo sus planes este año. Con lo que no contaba es que Mariano, un exmilitar al que conoció trabajando y con el que llevaba compartiendo momentos unos pocos meses, decidiera acabar con su vida con un disparo de escopeta a bocajarro. Instantes después él hizo lo propio con la suya. El arma fue encontrada entre las piernas del varón. Lo hizo en su coche tras estacionarlo en una gasolinera en Peguera pasado el mediodía.

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Él tampoco era de la Isla. Aterrizó en Palma procedente de la Península años atrás dispuesto a iniciar una nueva etapa. Amante de las artes marciales y del culto al cuerpo –era un habitual de los gimnasios– en el verano de 2018 se cruzó en la vida de 'Bibi'. Empezó a trabajar como controlador de acceso en el mismo pub de Punta Ballena donde ella llevaba ya un par de temporadas como camarera. Sólo estuvo allí tres meses. Pero no desapareció sin más.

Según explicaban a Ultima Hora amigas de la mujer, Mariano seguía yendo al local después de dejar el trabajo para verla. Se había enamorado de ella. Tres años después, hace unas semanas, decidieron compartir sus vidas. Vivían juntos en el piso de la madre de él en la zona de Avingudes, en Ciutat. El jueves a mediodía Mariano, armado con una escopeta, quiso poner punto y final a los sueños de Bibi. Y de paso también a los suyos.