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La Sala segunda del Tribunal Supremo ha confirmado la condena a 18 años y medio de cárcel a un monitor del colegio San Agustín de Palma por los delitos de abusos sexuales a tres menores, por corrupción de menores en grado de tentativa en relación a un cuarto y por elaboración de pornografía infantil.

En su sentencia, el Supremo rechaza íntegramente el recurso del acusado contra de la sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Palma respaldada por el Tribunal Superior de Justicia de las Islas Baleares (TSJIB).

La sentencia fija indemnizaciones por un total de 11.600 euros a los cuatro niños víctimas de los delitos y considera que el colegio afectado es responsable civil. Los menores tenían 11 años cuando fueron sujetos de estos abusos.

El alto tribunal reafirma la sentencia dictada en octubre de 2019 por la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Palma contra Samuel Argandoña, que no tenía antecedentes penales previos y que está encarcelado por esta causa desde junio de 2018.

El condenado ejercía de conserje en este centro concertado de Palma desde el año 2014, así como de monitor de actividades religiosas y extraescolares entre las que se incluía el teatro.

«El acusado aprovechó ese ambiente de relajación, confianza y camaradería, su condición de monitor pastoral, la diferencia de edad y la autoridad derivada de la consideración que como profesor le tenían algunos alumnos, para realizar actos de carácter sexual y con ánimo libidinoso sobre algunos menores», considera probado la sentencia.

Los abusos comenzaron en el curso 2015-2016 y se prolongaron hasta mayo de 2018, cuando la Policía lo detuvo. El monitor advirtió a los menores que en ningún caso dijeran nada de lo ocurrido y que era algo que debía quedar entre ellos.

El monitor también les dijo que si hacían público estas actividades, «se le caería el pelo».
El condenado aprovechó actividades religiosas que organizaba el colegio para cometer estos delitos.

El primer abuso ocurrió en el curso 2014-2015 cuando le dijo a un menor que tenía que cogerle medidas porque había ganado un concurso de fotografía, por lo que en un salón del colegio le pidió que se quitara la ropa y aprovechó para tocarle sus genitales y glúteos.
En mayo de 2018, la Policía entró en su domicilio, con autorización del propio monitor, y descubrió numeroso material informático de contenido pedófilo.

La Audiencia Provincial condenó al acusado como autor responsable de un delito continuado de abuso sexual a menores, un delito de elaboración de pornografía infantil, dos delitos de corrupción de menores en grado de tentativa, dos delitos de abusos sexuales y un delito de posesión de pornografía infantil.