Hasta una docena de guardias civiles se desplegaron junto a la vivienda en previsión de incidentes.

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Una docena de guardias civiles fueron movilizados este viernes para asegurar el desalojo de unos okupas que habían ‘sellado’ una casa desde hacía ocho meses en Banyalbufar, y donde habían cultivado importantes cantidades de marihuana.

Un juzgado de Palma había autorizado el desahucio de los intrusos y a las ocho y media de la mañana una unidad de la Benemérita tomó posiciones en la calle Major, controlando los accesos. Poco después llegó una comisión judicial y un cerrajero de Palma, que intentó abrir las puertas. El problema es que las cerraduras habían sido cambiadas y las puertas estaban atrancadas por dentro.

Inspección

Los guardias civiles, ante la sospecha de que los morosos estuvieran atrincherados en el interior, extremaron las medidas de precaución y buscaron otro acceso, por la parte de atrás de la casa, que tiene tres alturas. Sin embargo, algo no cuadraba. No había indicios de actividad en el interior de la vivienda, a pesar de que era casi imposible abrir los accesos desde la calle.

Al final, pudieron desbloquear una de las puertas y los agentes entraron con cautela, por si había algún okupa escondido. La casa estaba muy sucia y con algunos daños. Los dueños, con evidente alivio, esperaron en la calle a que finalizara todo el operativo, tras ocho meses de auténtico calvario para ellos.

Los inquilinos inicialmente alquilaron la finca, pero después dejaron de pagar las mensualidades y se negaron a abandonarla, convirtiéndose en okupas. Los vecinos de Banyalbufar agradecieron el contundente dispositivo policial para echar a los ocupantes de la vivienda.

Habían utilizado la finca para cultivar marihuana

El pasado mes de febrero la Policía Nacional detuvo a un vecino de Banyalbufar y a otro de Palma que estaban cultivando marihuana en la casa ocupada. Se trata de dos varones de 35 y 27 años, que al principio simularon un alquiler y luego se quedaron en la finca, sin pagar. Fueron arrestados cuando salían en un vehículo del pueblo y se les intervino más de kilo y medio de marihuana, así como una plantación indoor compuesta por cerca de un centenar de plantas. Luego quedaron en libertad y pudieron regresar a la casa.