El acusado, con camisa negra, junto al traductor de alemán duante el juicio. | Juan P. Martínez

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«Tengo ansiedad, tomo pastillas y llevo meses sin dormir bien. Lo veo en el trabajo y me mira a cada momento, desafiándome». Este es parte del relato de una presunta víctima de abusos sexuales ocurrido el verano del año pasado en Son Sant Joan. Ambos, imputado y perjudicada, trabajan en el aeropuerto.

Durante el juicio, celebrado en una sala de lo Penal de los juzgados de Vía Alemania de Palma, el acusado negó los hechos. Se enfrenta a una pena de año y medio de prisión.

Primer episodio

En la denuncia de la víctima se habla de dos episodios. El primero tuvo lugar el 31 de julio. En esa ocasión, el procesado, según la perjudicada, le dio una palmada el trasero cuando salía a hacer un receso. «Salí con mi tupper a merendar y de repente alguien me tocó el culo. Me giré y era él. Me miró y se río. Mi compañera lo vio todo», aseguró la mujer. El segundo hecho ocurrió solo ocho días más tarde. «Esta vez fue en la tienda. Le estaba mostrando unos productos a una turistas, me giré a por una llave y de repenté noté como me agarraban una nalga de manera violenta». En ese momento la víctima avisó a la policía del aeropuerto y denunció al hombre. Desde entonces está en tratamiento psicológico y con ansiedad. «Llevo meses sin dormir bien», añadió.

El imputado, de nacionalidad alemana, rechazó las acusaciones. «No he hecho nada. Tenía una buena relación con ella, hablabábamos de vez en cuando, pero yo no le he tocado nada. Por su tienda pasa mucha gente», explicó. Y añadió que trabaja rodeado de mujeres y nunca ha tenido «ningún problema».

La compañera de trabajo de la denunciante confirmó los hechos. «Lo vi todo. Él pasó por detrás montado en patinete y le tocó el trasero». La testigo ratificó además el estado en el que se encuentra la víctima. «Desde que pasó esto está nerviosa, no es la misma de antes». El juicio quedó visto para sentencia.