Agentes de la Policía Nacional y Local se incautan de una plantación de marihuana en una vivienda. | Policía

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Los ‘reyes’ de la droga de la barriada de ‘Corea’ amasaron una fortuna con la venta de marihuana y cocaína. El clan de ‘La Mare’ ganaba 2.800 euros diarios, según las estimaciones del Grupo de Estupefacientes II de la Policía Nacional, que dirigió la ‘operación Vulcano’. El negocio funcionaba como un establecimiento abierto las 24 horas durante los 365 días del año. Los investigadores calculan que el clan ganaba 18.200 euros semanales, 78.000 mensuales y casi un millón al año.

La jueza de Instrucción número 5 de Palma, este sábado en funciones de guardia, dejó en libertad a once de los 15 detenidos con la obligación de acudir al juzgado cada 15 días. Todos se negaron a declarar. El resto de arrestados ya habían quedado libres en la Jefatura Superior de Policía.

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A los agentes les llamó la atención los beneficios boyantes que obtenía la presunta organización criminal con la venta de sustancias estupefacientes. Los policías registraron 15 domicilios y se incautaron de 15 kilos de marihuana, además de útiles para cultivar las plantaciones. Cinco puntos de venta de droga fueron desmantelados, incluido un chalet ocupado en Santa Maria. En la vivienda solo había dos sofás de piel de color blanco. Los traficantes habían llevado a cabo numerosas preinstalaciones eléctricas en diferentes habitaciones destinadas exclusivamente al cultivo de la marihuana.

Los narcos ocupaban un chalet en Santa Maria para cultivar la droga.

El clan contaba con una férrea estructura jerarquizada con fuertes lazos familiares entre sus miembros, que se repartían roles. Hace una década que el clan de ‘La Mare’ se afincó en ‘Corea’ procedente de Son Banya. Los integrantes, según consta en el atestado policial, controlaban las calles y los inmuebles de la barriada. De hecho, han ocupado la mayoría de pisos del vecindario y atemorizan mediante la violencia o intimidación a cualquiera que intente que abandonen las viviendas.

El barrio era suyo. Los investigadores sostienen que el control de los edificios se extendía a los espacios públicos. Los miembros del clan examinaban los vehículos que circulaban por esas calles e incluso interrogaban a las personas que paseaban por ‘Corea’.