La familia de la joven Paula Fornés, el año pasado, en su domicilio. | Alejandro Sepúlveda

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Clint Eastwood dice en la película Sin Perdón que cuando matas a alguien no sólo le quitas todo lo que tiene, sino también todo lo que podría llegar a tener. Paula Fornés, a los 15 años, tenía toda una vida por delante cuando una conductora ebria la mató, la noche de San Juan de 2018, en la avenida Miramar de sa Ràpita.

Renata Gocha, polaca de 46 años, fue condenada a cuatro años y nueve meses de cárcel el pasado noviembre por el atropello mortal, pero aún no ha ingresado en prisión. La familia de la víctima lamenta que siga en libertad. «Para muchos la noche de San Juan es la más mágica del año, pero para nosotros es la más trágica de nuestras vidas. Los deseos no van a cumplirse jamás porque Paula ya no regresará y todo por la maldita irresponsabilidad de una borracha», escriben en una carta familiares de la joven cuando se cumplen dos años de su fallecimiento.

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Un cambio de ley

«Hemos luchado para que se haga Justicia y, sobre todo, hemos recogido miles de firmas para que haya un cambio de ley. Es muy injusto que una muerte cueste un máximo de 4 años de cárcel y, para colmo, la culpable puede hacer vida normal con su familia». La familia añade que la vida de la adolescente fue arrebatada con crueldad, «pero esperamos que la culpable pague por tantos errores cometidos porque llevamos dos años esperando. Paula pasó de la vida a la muerte en un momento. Sin tiempo de despedirnos, sin un abrazo ni un beso, sin alegría, sin tu sonrisa».

Renata Gocha quitó a Paula Fornés todo lo que tenía y lo que podría haber llegado a tener. Con solo 15 años de edad, tenía toda una vida por delante.