El acusado, en el juicio que tuvo lugar en una sala del Juzgado de lo Penal 2. | Redacción Sucesos

TW
1

Una discusión por la compraventa de un coche en una gasolinera del polígono de Can Valero en 2019 terminó con una escena propia de una película de Tarantino. El vendedor del vehículo atacó al comprador con una catana tras no llegar a un acuerdo. El agresor fue condenado ayer a dos años de cárcel y a indemnizar a la víctima con 6.500 euros.

La jueza de lo Penal número 2 de Palma acordó la suspensión de la pena de prisión con la condición de que no cometa ningún delito en dos años y de que abone la responsabilidad civil antes del 31 de diciembre de 2020. El acusado, de 30 años y nacionalidad española, ya ha consignado 2.500 euros.

Gasolinera

La agresión se produjo sobre las 20.00 horas del 19 de julio del año pasado. El procesado y la víctima decidieron quedar en la gasolinera Cepsa del polígono de Can Valero para arreglar una serie de trámites relacionados con la compraventa de un coche.

El vendedor del vehículo bajó de su coche con una catana y amenazó al comprador. El perjudicado comenzó a correr, pero se tropezó y cayó al suelo. El agresor aprovechó para clavarle la espada en la parte trasera de la pierna izquierda, a la altura de la rodilla, provocándole una herida que sangró de manera abundante y a continuación huyó del lugar.

El comprador pidió ayuda a los trabajadores de la gasolinera, que avisaron en seguida a la Policía Nacional y a los equipos sanitarios. Los agentes que se desplazaron hasta la estación de servicio acordonaron la zona mientras los sanitarios atendían a la víctima, que fue trasladado al hospital Son Llàtzer. Los policías del Grupo de Homicidios iniciaron una investigación para localizar y detener al presunto autor, que fue detenido poco después. El perjudicado recibió puntos de sutura y llevó la pierna escayolada durante 30 días.

El agresor, defendido por el abogado David Salvà, se declaró culpable de un delito de lesiones con uso de instrumento peligroso ayer en el juicio. No podrá comunicarse ni acercarse a menos de 200 metros de la víctima en los próximos dos años.