La amiga y compañera de trabajo, durante su declaración. | Imagen televisiva

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El autor confeso del asesinato de Sacramento Roca, Rafael Pantoja, estaba intentando conversar con la víctima momentos antes del ataque y, cuando su expareja se negó a hablar con él, él le dijo: «es que te quiero mucho» y a continuación la apuñaló.

Así lo ha relatado una testigo del crimen, la vigilante de seguridad que estaba en la tienda donde trabajaba la víctima y donde tuvo lugar el ataque. La mujer ha roto a llorar ante el jurado mientras explicaba cómo vivió el suceso.

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La testigo ha contado que Pantoja llevaba un tiempo hostigando a la víctima para intentar que volviera con él. Por eso, cuando el hombre se presentó en la tienda la tarde del 16 de noviembre de 2018, la vigilante se acercó a la víctima y le planteó si quería que llamase a la Policía. «No llames, ahora se irá», le contestó Roca.

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Según el relato de esta testigo, el agresor se dirigió a la línea de cajas, donde estaba la víctima, y le dijo: «Sacri, sal que tenemos que hablar». Ella no contestó, y él insistió pidiéndole salir fuera. Roca le contestó que estaba trabajando. Entonces él le dijo «es que te quiero mucho», y a continuación la «bloqueó», inmovilizándola con un brazo, y comenzó a acuchillarla.

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La vigilante ha detallado que vio el cuchillo con sangre salir del cuerpo de su amiga. Temió por la vida de las compañeras que corrieron a auxiliar a la víctima y que intentaron separar al agresor. «Ellas no veían el cuchillo, y yo decía: va a matarlas», ha explicado. Según ha indicado, las mujeres tiraban del agresor «con todas sus fuerzas» y no pudieron separarle mientras él continuaba acuchillándola.

«Tuve un ataque de pánico, el miedo me paralizó, no podía dar el paso, no pude hacer nada... esto lo lloraré toda mi vida», ha expresado la vigilante de seguridad. Las compañeras de la víctima intentaron separarle, sin conseguirlo, y él las «amedrentaba» con el arma.

La mujer ha añadido que el hombre se puso encima de su víctima y que le dijo algo. Según el relato de este testigo, después de esto el agresor se marchó «muy tranquilo», dejando a la víctima en el suelo. «Estaba llena de sangre, se movía como si quisiera levantarse, echaba bocanadas de sangre», ha declarado la testigo. Dos clientes de la tienda persiguieron al agresor, que fue detenido en una calle cercana.