Los servicios sanitarios, atendiendo al hombre tras precipitarse en Magaluf. | Ultima Hora

TW
17

Mónica Tapia va cada día a limpiar el edificio Marivera, en el número 9 de la avenida s’Olivera, de Magaluf, a las ocho de la mañana. Este miércoles fue una hora antes porque un irlandés de 33 años falleció tras caer de un quinto piso. El joven residía en el octavo pero se precipitó a las 4.40 horas sobre un tejado de uralita que hay en el quinto. Intentó saltar al bloque de al lado agarrándose a una barra de hierro con forma de ‘L’ invertida, pero no consiguió salvar su vida.

«Estuvo tres segundos colgado, fue un porrazo inmenso. Escuché: ¡‘Pooomm’! Cuando cayó estaba vivo, los sanitarios estuvieron reanimándolo durante 30 minutos», explica un vecino que presenció los hechos, pero que prefiere no revelar su identidad. El tejado quedó abollado tras el impacto. «Cayó de pie y permaneció allí dos o tres minutos».

Algunos vecinos estaban asomados al balcón a las once y veinte de la mañana. Habían dormido poco por lo sucedido. La hermana y el cuñado de la víctima esperaban sentados en un escalón de la entrada del edificio a dos agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil que se hicieron cargo de la investigación y que se llevaron dos bolsas del domicilio con objetos del fallecido.

Edificio en Magaluf

El joven irlandés, vestido con una camiseta blanca, bermudas y chanclas, se encontraba sobre las doce de la noche del martes delante del portal del edificio hablando solo, en inglés, y con las manos cogidas por la espalda.

«Estaba alterado y no sabemos por qué. La Guardia Civil vino, lo tranquilizó y subió con él a su casa», dice un vecino mientras apura un cigarrillo. Horas después fue cuando se precipitó. «Tenía alucinaciones, debió haber consumido algún tipo de sustancia porque no era normal», apunta otro vecino que recuerda que la víctima estuvo dos horas dando voces, hablando solo.

La víctima trabajaba en el bar Stereo de Punta Ballena

El joven irlandés que se precipitó en el edificio Marivera trabajaba en la zona de Magaluf desde hacía muchos años. Primero en el bar City Lights de Punta Ballena y después en el Stereo. Era una persona muy querida.

«Tenía muchos amigos porque era muy sociable y practicaba varios deportes como por ejemplo boxeo», recuerda un conocido del fallecido. «Durante la temporada hacía muchas amistades y luego quedaba con ellos en invierno».