Un agente de la UCRIF registra un piso.

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La declaración del estado de alarma dictado por el Gobierno en todo el territorio español ha provocado el desplome total de la actividad sexual de los clubes de alterne que operan en las islas. No obstante, a pesar del cierre de la totalidad de prostíbulos, el negocio de la prostitución y sus mafias sigue manteniendo los servicios mínimos.

Agentes de la UCRIF ( Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales) de la Policía Nacional han lanzado una ofensiva contra los pisos clandestinos que ejercen su actividad como burdeles. También centran sus esfuerzos en localizar y sancionar a todos aquellos hombres y mujeres que venden su cuerpo a cambio de dinero en casas particulares.

Se trata de un importante número de prostitutas, chaperos y travestís que incumpliendo de forma fragante las restricciones marcadas por las autoridades sanitarias ponen en serio peligro la salud de sus clientes y la suya propia.

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El pasado jueves, los funcionarios policiales tuvieron conocimiento de que varios prostíbulos clandestinos mantenían su actividad y seguían captando clientes en las redes sociales y páginas de contactos. Tras visitar Pasion.com y follandomallorca.com, los policías contactaron con ellos y establecieron una cita. Una vez en el lugar se realizó oferta de servicios sexuales a cambio de dinero. Acto seguido, los policías se identificaron como agentes de la autoridad y procedieron a sancionar a ocho mujeres que ofertaban sus servicios. La mayoría de ellas eras de origen colombiano las cuales se encontraban en estado de estancia como turistas en España. A todas ellas se les sancionó de forma administrativa por desobediencia.

Fuentes policiales consultadas por Ultima Hora confirman que en la actualidad, en Palma, existen unos 60 pisos particulares donde se ejerce la prostitución femenina y donde trabajan una media de más de tres mujeres. En el caso de la prostitución masculina, el número de clubes de alterne clandestinos, con más de tres chicos trabajando de forma simultánea, ronda la veintena. En Mallorca, unas 400 mujeres y 150 hombres trabajan en el sector de la prostitución.

«Nuestra situación es muy complicada. Yo he pasado de ganar una media de 3.500 a 4.000 euros mensuales a unos 400 euros. No me basta ni para pagar el alquiler del piso», añade Fabiola, una chica de 24 años de nacionalidad colombiana.

Las mujeres relatan que el servicio estándar está en unos 100 euros por servicio. «Cielo, esto es como en todos lados. Si eres joven y guapa puedes pedir más dinero. Por una noche yo he llegado a cobrar 4.000 euros con un ruso. Ahora no tenemos ni para comprar el pan. No tengo nada ahorrado, así como entraba el dinero, me lo he gastado, de modo que no lo tendré fácil para salir de esta situación», señala Rosalía, otra de las chicas consultadas por este diario.