Los jueces Carlos Gómez, Antoni Terrasa y Pedro Barceló, antes del juicio contra Miquel Florit por el ‘caso Móviles’. | Alejandro Sepúlveda

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En el juicio de este jueves compareció un testigo protegido del ‘caso Cursach’. Le citó la defensa de Florit por un pinchazo telefónico. En él habla con uno de los agentes de Blanqueo y señala que ha charlado con dos periodistas y que le han dicho que «lo suyo» y lo de otro policía está solucionado. Esa grabación se produce dos días después de la incautación de los teléfonos y Florit explicó que a raíz de ella, tanto él como la policía, interpretaron que se habían borrado posibles archivos comprometidos y que, por tanto, desistió del volcado de los terminales. La Fiscalía no estaba de acuerdo con esta decisión, y Carrau señaló que Florit lo hizo porque estaba «presionado» tras la interposición de una querella en su contra. El testigo negó en el juicio que esa frase fuera para transmitir un mensaje.

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El periodista Kiko Mestre explicó que se encontró con el testigo porque este se sentía amenazado y que fue uno de los policías del Grupo de Blanqueo quien le dijo que se pusiera en contacto con él.

La Abogacía del Estado y la Fiscalía fueron las dos únicas partes que plantearon cuestiones previas. El ministerio público formuló una protesta después de que se rechazara la recusión que reclamó contra los tres miembros del tribunal. El Estado, por su parte, se opone a tener que indemnizar a Mestre como responsable civil.