El acusado, durante el juicio. | Alejandro Sepúlveda

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El hombre juzgado por abusar sexualmente de su sobrina en Mallorca ha negado este lunes la acusación en la Audiencia Provincial, y se ha defendido asegurando que la chica «cuenta muchas mentiras». La Fiscalía pide para él 12 años de cárcel.

Supuestamente, los hechos tuvieron lugar en 2012, cuando la víctima tenía 12 años. La Fiscalía sostiene que los abusos se produjeron de forma continuada en diversas ocasiones y que el hombre amenazó a la víctima con hacerle lo mismo a su hermana pequeña si contaba a alguien lo ocurrido.

Al interrogatorio de la fiscal, el hombre ha rechazado esta acusación. «Lo niego totalmente», ha declarado el hombre. Así, el acusado ha negado que sometiera a la menor a tocamientos, que la forzara a besarle en la boca ni que le mostrara sus genitales.

Sí ha indicado que se cambiaba en la playa para ponerse ropa seca para conducir, pero que lo hacía tapándose envuelto en una toalla. Sobre los tocamientos en el torso, que también ha negado, el acusado ha comentado que «con 12 años [la menor] no tenía pecho».

El acusado también ha sostenido que normalmente iban a la playa con otros familiares y que sólo hubo una ocasión en la que estuviera él con las dos niñas a solas. El hombre ha dicho no entender el motivo de la denuncia y ha insinuado que podría haber sido una forma de la menor de justificar su mal comportamiento cuando en el colegio «la pillaron» robando un móvil, todo ello según la versión del acusado.

El acusado ha contado que se enteró mucho más tarde de la denuncia y que se alejó voluntariamente. «Si su madre cree que yo le puedo hacer daño a sus hijas, me voy», ha dicho.

Por su parte, la víctima -ya mayor de edad- ha acusado a su tío de someterla a tocamientos y de pedirle que le realizara prácticas sexuales cuando la llevaba con su hermana a la playa. «Me pedía que le besara, quería que le hiciera tocamientos íntimos», ha dicho la chica.

La joven ha declarado que su hermana menor fue testigo de los abusos y ésta lo ha corroborado, aunque con algunas diferencias en el relato.

En el juicio la víctima ha añadido un episodio ocurrido dentro del agua, que no contó en su denuncia. En cambio, su hermana ha declarado que los tocamientos siempre tuvieron lugar dentro del agua, puesto que fuera del mar hubieran podido ser vistos por la gente que estaba en la playa.

Asimismo, la víctima también ha cambiado su versión al afirmar que sí accedió a practicarle tocamientos a su tío por la presión que éste ejercía, algo que hasta el juicio había negado. La hermana pequeña, al contrario, ha declarado que su hermana mayor nunca accedió a tocarle ella a él.

Sus testimonios tampoco han coincidido en otros detalles, como el tipo de prenda de baño que llevaba. Por otra parte, ambas han situado los hechos en una cala diferente a la que se mencionaba en la denuncia.

La hermana pequeña sí ha corroborado que presenció cómo su tío tocaba a la víctima en el pecho y después en la zona genital, y que esto ocurrió varias veces; de hecho, ha afirmado que se repetía en la mayoría de ocasiones que su tío las llevaba a la playa.


La víctima presentó una denuncia contra su tío, que tiempo después retiró. La chica ha asegurado que revocó la denuncia para no dañar a su familia y que para poder justificar su retirada declaró entonces que el responsable de los abusos no era su padrino, sino un desconocido. Posteriormente, cuando ya era mayor de edad, la volvió a presentar, de nuevo señalando a su tío. Siguieron con las comidas familiares con aparente normalidad, pero sentándose alejados de su tío, según la víctima.

La madre de la víctima ha reconocido en el juicio que mintió en fase de instrucción porque no quería perder a su familia, y que fue quien propuso decir que los abusos los había cometido «un tío cualquiera» para no mencionar a un familiar. «Cometí un error, pago si tengo que pagar», se ha lamentado la mujer, que ha contado que su hija le tiene «rabia» porque en ese momento no la ayudó.

La madre y la víctima han asegurado que también tardaron en denunciar porque la mujer del acusado les amenazó con perjudicar a otro familiar que tenía problemas judiciales en aquel momento. Inicialmente, la víctima no le contó los abusos a su madre, sino que ésta se enteró por los servicios de menores.

Fue la psicóloga del colegio quien avisó a los servicios de protección de menores. Se entrevistó con la víctima al menos en dos ocasiones después de trascender, en el entorno del colegio, que la niña contaba entre los alumnos que tenía relaciones con su tío y que su madre le iba a dar un preservativo, «como jactándose de ello». Algunos padres habían avisado al colegio alarmados por ello.

Sin embargo, cuando la psicóloga habló con la denunciante, al principio la niña lo negó todo y después dio dos versiones diferentes. También aseguró que su madre estaba al corriente.

Con todo, la psicóloga ha matizado que dio aviso a los servicios de menores no porque tuviera claro si era verdad lo que contaba la niña, sino porque era su obligación según los protocolos establecidos. «La he visto mentir tantas veces que no puedo decir si es verdad o no. Yo hice lo que tenía que hacer, comunicarlo a menores y ellos se encargarían de descifrarlo», ha señalado.

La psicóloga ha señalado que la denunciante era «una niña muy conflictiva», que tenía problemas con sus compañeras y que era capaz de manipular a su hermana. También ha insistido en que «mentía mucho» y además «soportaba muy bien la presión». «Se inventaba otra mentira para tapar la primera», ha declarado la mujer, que ha mantenido que desde el primer momento la niña incriminó a su tío en sus conversaciones, y no a un desconocido.

La trabajadora también ha confirmado el episodio del robo de un móvil en el colegio, pero cree que no está relacionado con los abusos, porque la niña no lo mencionó como excusa.