Un momento del juicio a Antonio Borrás este lunes en Palma. | Alejandro Sepúlveda

TW
1

El acusado de matar a puñaladas a su exsuegro en Sencelles en 2017 asegura que no recuerda nada del crimen. Antonio Borrás, de 42 años y nacionalidad española, ha sufrido cuatro ictus desde que ingresó en la prisión de Palma el 20 de mayo de 2017.

Apoyado sobre una muleta, ha subido en ascensor a la sala de juicio del tribunal del jurado, custodiado por dos policías nacionales, a las 12.30 horas. «Tengo problemas de memoria, no sé lo que hice ayer», ha dicho el hombre, que ha reconocido que era consumidor habitual de cocaína.

La droga se convirtió en «un problema». El procesado, que tiene dos hijos, recuerda que hace años tenía dos trabajos, que empezaba a las seis de la mañana y no acababa hasta las once. Fue entonces cuando empezó a consumir cocaína. El hombre ha relatado ante el jurado popular que se ha intentado deshabituar en varias ocasiones sin éxito. «Mis padres me llevaron a la doctora de cabecera de mi madre, al Centro de Asistencia Terapéutica (CAT) y a la clínica Capistrano», ha explicado. Borrás ha contado que robó a su hijo una Play Station para venderla en Cash Converters y conseguir dinero para luego comprar cocaína.

El acusado ha señalado que no recuerda haber consumido droga ni alcohol días previos al crimen. El hombre ha leído una carta sin fechar que escribió en prisión y entregó a su abogado sobre lo que recordaba del día de los hechos. «Me siento muy mal», ha admitido. «No recuerdo qué pasó, ojalá pudiera volver atrás y arreglar esto. He perdido mi vida».

El testimonio de su expareja

Por su parte, en la sesión de tarde, la hija de la víctima y expareja del acusado ha entrado al juicio a las 16.43 y ha mirado fijamente a Antonio Borrás, que se ha sentado junto a su abogado, Vicente Campaner.

«Mi padre era lo mejor que tenía. Hablé con él sobre las ocho y media de la tarde del día que murió», ha comentado la mujer. El fallecido llevaba dos meses depresivo, según ha comentado su hija. «Mi padre tenía dinero escondido, se sentía muy vulnerable, era minusválido. Sabía que si le entraban a robar no se podría defender».

La mujer, que ha declarado como testigo, ha explicado que vio al acusado dos días después de que asesinara a su padre.

«En ese momento no sabíamos que él había sido el autor de los hechos. Estaba durmiendo, tirado en la cama, y le pedí que cuidara de mi hija. La mejor persona para cuidar de mi hija era su padre». La hija de la víctima ha relatado que el asesino no tenía ningún tipo de problema económico y que sabía que consumía cocaína «habitualmente». «No tenía ningún tipo de adicción a la cocaína», ha asegurado.

Solicitudes de pena

El abogado de la familia de la víctima pide prisión permanente revisable. Es la primera solicitud de este tipo en Mallorca. El letrado reclama que se le imponga esta condena por arrebatar la vida a una persona «especialmente vulnerable por su enfermedad y discapacidad». El fallecido, Juan Antonio Florit, tenía la movilidad reducida en la parte derecha del cuerpo y una minusvalía física del 43 por ciento tras un accidente de moto que sufrió hace 30 años. El siniestro le provocó un acortamiento en la pierna de 1,50 centímetros.

El Ministerio Público solicita una pena de 30 años de cárcel para el hombre por un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento y otro de robo con violencia e intimidación. El acusado deberá indemnizar a la hija del fallecido con 100.000 euros y a los padres de la víctima con 75.000.

El crimen se produjo la noche del 15 de mayo. El procesado, entre las 21.00 y las 2.00 horas, se dirigió a la finca de Juan Antonio Florit, de 57 años, situada en el camino de Son Creixell. El padre de su expareja, con la que tiene una hija menor de edad en común, se encontraba trabajando en un almacén junto a la casa. La víctima, al reconocerlo, le abrió la puerta y le dejó pasar al interior.

Una vez dentro, mientras estaban en la cocina, el agresor le pidió dinero y su exsuegro se negó a entregárselo. El acusado, que sabía que Florit tenía diagnosticada depresión, según la acusación particular, le golpeó varias veces con un recipiente de cerámica y una olla. Luego le asestó «más de 40 puñaladas».

El ministerio fiscal señala que el perjudicado «no esperaba ni preveía el ataque». No se pudo defender. El acusado, después de acabar con la vida de Florit, revolvió la casa. Cogió un bote de una estantería de la cocina, que contenía una cantidad desconocida de dinero, y el móvil de la víctima. Cerró las puertas de la vivienda y de la finca y huyó.

La Policía Judicial de la Guardia Civil detuvo al exyerno de Juan Antonio Cifre, tres días después, como presunto autor del brutal asesinato.