Imagen del juicio celebrado este lunes en Palma. | Juan P. Martínez

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Un hombre de 51 años acusado por una violación en 2008 en Inca, ha negado este lunes, durante el juicio por estos hechos en la Audiencia Provincial de Baleares, que mantuviera ningún tipo de relación sexual con la víctima.

La Fiscalía, que en un principio pedía para el hombre una condena de cinco años de prisión, ha rebajado su petición a uno al considerar que no se produjo violación sino abusos sexuales. La víctima, que ha declarado separada del acusado por un biombo, ha contado en su declaración que en el momento de los hechos «sólo quería que terminara ya» y «morirse». «Todo ha sido como una película de terror», ha manifestado.

Los hechos se remontan a una noche de febrero de 2008. La Fiscalía relata en su escrito que el presunto autor y la víctima se hallaban en un domicilio con otras dos personas charlando y bebiendo alcohol.

La Fiscalía sostiene que cuando la mujer fue al baño, el hombre la esperó fuera y al salir la empujó a una habitación, donde presuntamente la violó. Después la mujer consiguió zafarse.

El hombre ha negado esta versión. Ha contado que se conocieron en un bar y que fueron a casa de una conocida, donde el grupo estuvo bebiendo y «bailando». También ha reconocido que consumieron marihuana. El acusado coincide en que acompañó a la mujer al baño, pero niega que la violara: ha asegurado que la mujer salió del baño «con los pantalones bajados» y que le pidió que la arropara en la cama de una habitación de la casa.

El acusado también ha declarado que la mujer manifestaba frases incongruentes sobre una muñeca y sobre que la querían «violar». El hombre ha indicado que apenas estuvo «dos minutos» en la habitación y ha rechazado que mantuviera ninguna relación sexual con la víctima.

Por su parte, la mujer ha mantenido la incriminación detallada en el escrito de la Fiscalía. La víctima ha declarado con un biombo para evitar el contacto visual con el acusado.

La mujer ha contado en su declaración que en el momento de los hechos «sólo quería que terminara ya» y «morirse». «Todo ha sido como una película de terror», ha manifestado. Según su versión, el acusado le sujetó los brazos con las manos y le bajó el pantalón con las piernas.

La víctima ha indicado que otra persona del grupo que estaba en la casa los encontró, y que ella aprovechó ese momento para escapar, subiéndose los pantalones y cogiendo su bolso. Se marchó a su casa, donde se metió en la ducha con los pantalones puestos. Ha señalado que después los tiró, y que por eso no pudo entregarlos a la Guardia Civil.

Al día siguiente tenía una comida con más personas, a la que asistió a pesar de que iba a acudir el acusado -que finalmente no se presentó-. La mujer ha dicho que inicialmente no quería denunciar porque quería desentenderse de «juzgados y de juicios». Tiempo más tarde, cuando se encontró con él en el bar donde se conocieron, se puso «muy nerviosa» y sus familiares llamaron a la Guardia Civil, que detuvo al hombre.

El examen médico al que fue sometido la mujer constató dermoabrasiones compatibles con arañazos en zona lumbar, glúteos y tórax. Además de la pena de cárcel, la Fiscalía pide una indemnización de 3.150 euros para la víctima por las lesiones y daños morales y una medida de alejamiento.

La causa estuvo paralizada de 2009 a 2011, de 2012 a 2014 y después de nuevo sufrió interrupciones hasta 2015, motivo por el que la Fiscalía aprecia la atenuante de dilaciones indebidas.