Renata G., la acusada por el atropello mortal de Paula Fornés, en la última sesión del juicio. | Alejandro Sepúlveda

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La fiscal ha elevado a cinco años y cuatro meses la petición de prisión para la conductora ebria que mató a Paula Fornés el año pasado en sa Ràpita. La representante del ministerio público, en la última sesión del juicio que se celebra en Palma, se ha pregunta si Renata Gocha «vive en una especie de torre de Babel» cuando en su domicilio, tanto su marido como sus dos hijos, de 14 y 18 años, hablan español.

La acusada, de 46 años y origen polaco, declaró el primer día del juicio, asistida por un intérprete, que no sabe castellano y que los policías locales de Campos no le leyeron sus derechos ni le ofrecieron un traductor pese a que lo solicitó. «Esta señora está hoy aquí gracias a la labor de dos testigos que se cruzaron con ella y la persiguieron», ha dicho la fiscal Carolina de Miguel, que ha recordado que la mujer huyó tras arrollar a la menor.

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Los agentes que intervinieron coincidieron en que se entendieron «perfectamente» con la procesada tras detenerla por el atropello mortal y que por ese motivo no solicitaron intérprete. Renata Gocha cuadruplicó la tasa de alcohol después de arrollar a la menor la noche de Sant Joan en la Avenida Miramar de sa Ràpita. Olía mucho a alcohol y ni siquiera podía subir por su propio pie al furgón policial, según recordó este miércoles un agente. Un policía remarcó que le leyeron tres veces los derechos: a las 3.18 horas tras el arresto, a las 8.00 para comunicarle que estaba acusada de un delito de homicidio imprudente y a las 12.00 delante de su abogada de oficio.

Cuando Renata Gocha declaró como detenida en el juzgado de Manacor el 25 de junio de 2018, asistida por un intérprete, dijo que bebió mucho vino en la playa durante la noche de Sant Joan. Creía que había atropellado a alguien pero no sabía que había matado a una adolescente de 15 años a la altura del número 117 de la Avenida Miramar de sa Ràpita. La mujer, de 46 años y origen polaco, manifestó que no solía consumir alcohol, solo dos o tres veces al año y que sentía lo ocurrido. Aquellas palabras contrastan con lo que contó en la primera sesión del juicio en una sala del juzgado de lo Penal 3 de Palma.

La conductora ebria que atropelló y mató a Paula Fornés relató que cayó en el consumo abusivo de alcohol desde que perdió a sus padres hace ahora dos años.