El parricida de Costa d'en Blanes, en una sesión del juicio. | Alejandro Sepúlveda

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Los psiquiatras que atendieron al parricida de Costa d'en Blanes han manifestado este miércoles durante el juicio que, en el momento de los hechos -enero de 2018-, el joven era consciente de lo que hacía y han descartado que cuando atacó a su madre y a su padrastro estuviera sufriendo algún tipo de «brote» que afectara de alguna manera a sus facultades psíquicas.

Durante la sesión del juicio de este miércoles, que se desarrolla en la Sala del Jurado de la Audiencia Provincial de Baleares, han intervenido varios psiquiatras y forenses y las partes han presentado sus conclusiones definitivas e informes, un paso previo -en esta causa- a entregar el objeto del veredicto al jurado. Tras esto, el jurado quedará incomunicado y, previsiblemente, hará pública su decisión a partir del jueves por la mañana.

Tanto la Fiscalía como la acusación particular han mantenido sus conclusiones y sus peticiones de pena -el Ministerio Fiscal, eso sí, ha añadido seis meses por la agravante de parentesco- y han pedido que no se aprecie la atenuante de confesión porque durante su declaración ante la sala el acusado procedió a «reírse de la justicia», en palabras del abogado de la acusación particular.

En concreto, la acusación particular --representa a las dos hijas del hombre fallecido-- pide 25 años de cárcel por el asesinato e indemnizaciones de 150.000 euros. La Fiscalía pide 22 años y seis meses por el asesinato y 14 por el intento de asesinato de la madre e indemnizaciones de 125.000 euros para cada de las hijas y la madre.

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En sus conclusiones e informes definitivos, el Ministerio Fiscal y el abogado de las hijas, Carlos Barceló, han criticado la actitud del procesado durante el juicio, que se desdijo de sus declaraciones previas ante la Guardia Civil y en la fase de instrucción. Entre otras «perlas», según ha dicho la Fiscalía, el acusado sólo admitió dar «tres o cuatro» puñaladas a su padrastro e indicó que las restantes «a lo mejor» se las había dado el personal de la Guardia Civil que fue a hacerse cargo del caso. Tanto el fallecido como su madre recibieron una veintena de puñaladas con dos armas distintas.

Por su parte, la abogada defensora del procesado ha pedido que sí se tenga en cuenta el atenuante de confesión y a pesar de no entrar a valorar en detalle la declaración de su defendido --al que asiste de oficio-- ha admitido que «entró en contradicciones». Sin embargo, se ha hecho eco de que el joven indicó que tenía «miedo» y que dijo que «los cuadros le hablaban», en relación a una posible alteración de la realidad por parte del acusado.

Sobre esto, los especialistas que le trataron tras el suceso han explicado que aunque una vez se diagnosticó al acusado con una posible esquizofrenia paranoide, éste no siguió el acudiendo al médico por lo que no hay nada más acerca de este aspecto y que, además, en la cárcel --donde está ingresado de manera preventiva desde 2017-- tampoco se le ha detectado nada. «Lo que está claro es que en el momento de los hechos no tenía un brote», han remarcado.

Por su pare, en su último turno de palabra, el acusado ha dicho que siente mucho lo ocurrido y que si hubiera estado «en condiciones de tranquilidad», como se encuentra en la actualidad no hubiera pasado. «Espero que no me pase nunca más nada parecido», ha terminado