El acusado acepta una pena de 30 años de cárcel por quemar viva a su pareja en Alcúdia e intentar asesinar a su bebé. | Alejandro Sepúlveda

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El hombre que asesinó a su expareja, quemándola viva, e intentó matar al bebé de ambos, ha aceptado este lunes una pena de 30 años y ocho meses de cárcel, tal y como adelantó Ultima Hora. El crimen tuvo lugar en junio de 2016 en Alcúdia (Mallorca). Las partes han tenido en cuenta la circunstancia agravante de parentesco y la atenuante de confesión.

Ante el Tribunal del Jurado de la Audiencia Provincial de Baleares, se ha llegado a un acuerdo de conformidad por lo que se ha reducido la pena inicial que solicitaba la Fiscalía al autor confeso de los hechos, C.P.F., que era de 39 años de cárcel. Se le imputan un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento, otro de tentativa y otro de lesiones en el ámbito familiar.

El asesino y la víctima llevaban un tiempo con una relación inestable. Este lunes ante el juez ha asegurado: «No tenía intención de matarla. Se me fue de las manos, lo siento mucho».

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El 28 de junio, mantuvieron una discusión y la mujer le dijo que no quería continuar con él. No obstante, accedió a que continuara viviendo con ellos.

A pesar de esto, el hombre se marchó de la casa advirtiéndole de que volvería a matarla. El acusado pasó la noche fuera y a la mañana siguiente, sobre las 7.30 horas, volvió a la casa con un litro de gasolina, decidido a acabar con la vida de la mujer.

El hombre sabía que el niño dormía con la madre habitualmente y se aprovechó de que al ser muy temprano sus víctimas todavía no se habrían despertado. Sin embargo, para entrar en la vivienda tuvo que golpear fuertemente la puerta porque la mujer la había cerrado por dentro con un alambre la noche anterior por precaución. El ruido alertó a la mujer, que salió de la habitación y se encontró con el acusado. En ese momento la roció deliberadamente con gasolina al pie de la puerta del dormitorio y le prendió fuego con un encendedor.

El hombre era consciente de que de este modo dejaba a la mujer sin posibilidad de defenderse y aumentaba «inhumanamente» su dolor. También sabía que el fuego se podría propagar rápidamente y alcanzar al menor, que estaba durmiendo en el dormitorio.