El acusado, en el juicio con jurado en la Audiencia. | Alejandro Sepúlveda

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El Tribunal del Jurado de la Audiencia Provincial de Baleares ha emitido un veredicto de culpabilidad contra el acusado del crimen en el antiguo Delfinario de Ses Salines (Sant Josep de Sa Talaia, Ibiza) al entender que ha quedado probado que atacó a otro hombre con una barra de hierro y le causó la muerte, en marzo de 2017.

Según han informado fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Baleares, el jurado le considera autor de un delito de homicidio y aprecia la circunstancia atenuante de anomalía o alteración psíquica.

Tras la lectura del veredicto, la acusación pública y la defensa han pedido una pena de nueve años de prisión para el acusado. Los miembros del jurado se han mostrado no favorables a la suspensión de la pena y tampoco al indulto.

El juicio ha quedado visto para sentencia, de manera que la magistrada-presidenta del Tribunal dictará la resolución en los próximos días.

Durante el juicio, el hombre de 52 años acusado ha admitido este lunes los hechos pero ha asegurado que su intención no era matarle.

Ante el Tribunal del Jurado de la Audiencia Provincial de Baleares, el hombre, que residía en el edificio abandonado del delfinario, ha admitido que golpeó al otro con una barra de hierro en diversas ocasiones, aunque, tal como ha dicho, «no sabía» dónde le golpeaba porque «estaba oscuro».

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Según ha relatado, él y la víctima tuvieron una discusión previa en la que, según ha asegurado, ésta le amenazó con un martillo. Tras esto, ha admitido que cuando la víctima estaba durmiendo fue a atacarle pero que, en seguida, «saltó» hacia él. Además, ha asegurado que cuando se dio cuenta de lo que había pasado se quedó en 'shock'. «No tenía antecedentes, he viajado por el mundo y nunca he tenido un problema», ha dicho.

Aunque en su escrito de acusación inicial el Ministerio Fiscal solicitaba una pena de 18 años de cárcel por asesinato, ha cambiado la tipificación de los hechos de asesinato a homicidio.
Así, ha rebajado su petición de pena a nueve años, ya que aprecia un trastorno mental en el acusado y, entre otras consideraciones, sostiene que no tenía intención de acabar con su vida.

Durante el juicio, uno de los guardias civiles que instruyó el caso ha manifestado que cuando llegaron al lugar del crimen, el sospechoso, y otra persona que también vivía ahí, estaban presentes. Ahí, el acusado les explicó que la víctima había caído por la ventana y se había golpeado con un depósito de agua. Más tarde, ya en sede policial, el acusado cambió su versión y admitió que le había golpeado con una barra de hierro.

El médico forense que se hizo cargo del estudio del cadáver ha explicado que el cuerpo presentaba principalmente dos lesiones, una en el cráneo, con cuatro heridas y otra en el tórax que y que ya por separado ambas eran «capaces de causar la muerte».

También ha dicho que lo más probable es que el ataque se produjese cuando la víctima estaba de pie ya que «resulta muy difícil» que las lesiones se originasen con la víctima tumbada.

En el juicio ha intervenido una psicóloga que atendió al acusado y ha explicado que éste sufre un trastorno de personalidad «esquizotípico» que le hace «más vulnerable a cualquier situación de estrés». Así, ha dicho que en el momento de los hechos podría haber sufrido esta «afectación» pero ha matizado que no lo puede confirmar.