Policías locales de Calvià identificando a vendedores ambulantes en Punta Ballena. | Michel's

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La Policía Local de Calvià y la Guardia Civil mantienen una guerra encarnizada contra las mafias que se dedican a la venta de droga al menudeo y que operan en Punta Ballena, en Magaluf.

La principal zona turística del municipio está dando sus últimos coletazos y, a pesar de que ya algunos locales han echado el cierre, aun se mantiene la actividad delictiva en sus calles. Desde hace meses, los agentes mantienen operativo todas las noches diferentes dispositivos policiales para luchar contra el mercadeo de cocaína, marihuana y éxtasis a pequeña escala. De todos es conocido que un gran número de vendedores ambulantes se dedican al tráfico de drogas al menudeo. Al caer la noche, algo más de una decena de agentes de la Policía Local y de la Benemérita se dedican a controlar, identificar y proceder a la detención de los africanos que se dedican a la venta de droga.

Robos de móviles

Hay cosas que nunca cambian. Y Punta Ballena es una de ellas. A pesar de la caída de cerca de un 30 por ciento del turismo en la zona, según apuntan los empresarios, en las madrugadas de verano se contabilizan algo más de 50 robos por día. Los turistas, en su mayoría británicos bajo los efectos del alcohol o drogas, se convierten en blancos muy fáciles para las bandas de ladrones que operan en el lugar. Afortunadamente, la fuerte presencia policial frena considerablemente los hechos delictivos. De hecho, son muchos los empresarios de Calvià que destacan de forma muy positiva la gran labor que realizan los agentes del orden público.

La calle, a las once de la noche, empieza su actividad. Se nota que estamos a finales del mes de septiembre y que la temporada está dando sus últimos coletazos. A pesar de ello, una vez que el reloj marca las dos de la madrugada, la afluencia de público -en su mayoría jóvenes británicos- es muy considerable. Los servicios sanitarios alertan de la presencia de de drogas de diseño cuyos efectos producen espasmos y pérdida del control. Peleas, borracheras antológicas, desfase, prostitución, bandas organizadas de descuideros y vendedores de droga, se apoderan del lugar.

De camino a los hoteles, en torno a las cuatro o las cinco de la madrugada, hacen su particular ‘agosto’ las prostitutas nigerianas. Estas delincuentes no dudan en rodear a sus víctimas, en su mayoría jóvenes muy ebrios o drogados, para darles una paliza y robarles todo cuanto dinero y objetos de valor tienen encima.

Por ese motivo, algunos hoteles disponen de vigilantes de seguridad quienes, en colaboración con las fuerzas del orden, se encargan de dar protección a los clientes de sus establecimientos dentro de los complejos hoteleros.