Las sobrinas de Elías Espinoza Zambrano le adoraban y están destrozadas por los terribles acontecimientos del pasado viernes por la noche. | Alejandro Sepúlveda

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«Nuestro tío era la persona más generosa del mundo. A distancia, mandando dinero desde Mallorca, mantenía en Ecuador a toda su familia: su mujer, sus cinco hijos y su nieta. Era muy trabajador y nunca se metía en problemas, no entendemos cómo ha podido ocurrir una tragedia así. Estamos destrozados».

La familia de Elías Espinoza Zambrano, el albañil de 51 años degollado el viernes noche en Son Gotleu por su compañero de piso, ha llegado a Palma con un doble objetivo: «Queremos velar cristianamente el cuerpo de Elías y también repatriarlo a Guayaquil, para enterrarlo allí. En su tierra».

Este miércoles, en una entrevista con Ultima Hora, sus sobrinas Susana, María Fernanda, Jasmin y Jessica contaron que el fallecido «era muy solidario, nunca se olvidó de su familia en Ecuador». Elías llegó a Mallorca en 2001, en busca de una vida mejor. Tenía un amigo en la Isla que le ayudó en su primeros momentos y después consiguió trabajo. Vivió en Pere Garau y hace un año y poco meses se trasladó a la barriada de Son Gotleu. Alquiló un piso grande, con la ilusión de traer a su hijo en un futuro, y subalquiló el resto de habitaciones para sacar un dinero y mantener a su familia ecuatoriana. Así conoció a Antonio Silva, su verdugo. El portugués, de 78 años, era un compañero de piso complicado: «Elías nos contaba que la relación era difícil, por temas domésticos de convivencia. Tenían discusiones porque por ejemplo Antonio cocinaba y luego no limpiaba. Además, ese hombre bebía mucho y cuando se emborrachaba se transformaba», relata Sergio Villar, su jefe y amigo.

«Lo único que queremos es darle un velatorio digno a nuestro tío y luego trasladar el cuerpo a Ecuador. Pero los trámites son muy lentos y la verdad es que en el juzgado nos tienen bastante desinformados. En cambio, la policía ha colaborado mucho más con nosotros y han sido más humanos», apunta Susana.

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En un primer momento, los parientes llegados a Palma no sabían ni dónde estaba el cadáver: «Al final nos explicaron que el lunes le habían practicado la autopsia y después averiguamos que estaba en el instituto anatómico forense, en una cámara. Nos gustaría que se pudieran acelerar los trámites burocráticos para darle cristiana sepultura a Elías».

A pesar de la distancia, Elías se mantenía en contacto permanente con su familia. Y también con sus sobrinas, que residen en Barcelona y el País Vasco: «Se acordaba hasta de nuestros cumpleaños, nosotras lo queríamos muchísimo», sostiene María Fernanda, mientras muestra una foto de su tío en la pantalla del teléfono móvil.

El asesino confeso, de nacionalidad portuguesa y que al parecer tenía conocimientos de defensa personal, le clavó unas tijeras en la yugular durante una discusión en el piso de Son Gotleu, en la medianoche del viernes. «Ese hombre llevaba unos meses con Elías. En la casa también residía una pareja, que estaba en una de las habitaciones. Le puedo asegurar que Elías no era nada problemático, al contrario. Era encantador y muy educado. El acusado tenía al parecer problemas con el alcohol. Incluso dicen que tenía una botella en su habitación», apunta Villar.

Las cuatro sobrinas de Elías quisieron agradecer también la «humanidad» de Villar, que las ha acogido en su casa mientras permanecen en Mallorca y también han destacado la ayuda que les está prestando la Asociación Solidaria Ecuatoriana y el cónsul Joaquín Estrella.