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Miguel y Loli aún no se han recuperado del susto. Y tardarán tiempo en hacerlo. El domingo a mediodía se encontraban en su casa cuando un fuerte estruendo les sobresaltó en lo que parecía ser una jornada calurosa más de agosto. «Creíamos que un coche se había estrellado con nuestra puerta», afirma la mujer. El horror llegó poco después. Salieron a ver qué había ocurrido y se encontraron parte de un ultraligero en llamas en el interior de la parcela de su vivienda. «Fue una escena de película de miedo. Escuchamos dos explosiones y vimos fuego. Al darnos cuenta de lo que era salimos corriendo para apagar las llamas y vimos que había dos personas entre los restos del aparatos», relata Loli temblando al rememorar la imagen del día anterior.

En el momento que se percataron que estaban ante una tragedia reaccionaron como pudieron. «En apenas unos minutos esto se llenó de gente para intentar echarnos una mano. No sabíamos de dónde habían salido pero todos nos pusimos a hacer lo que pudimos», recuerdan. Loli no esconde que los nervios le impidieron avisar a nadie. «No podía ni llamar a los bomberos. Me quedé sin saber muy bien qué hacer», subraya.

PALMA.

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Sobre el accidente, Miguel reconoce que ambas aeronaves en el momento del siniestro sobrevolaban la zona a muy poca altura. «Gente que escuchó el ruido de los aparatos me dijo que los dos volaban muy bajo. En esta zona estamos acostumbrados a ver avionetas pasar, pero nunca te esperas una cosa como esta. Es una desgracia», apunta. Aún emocionados ambos explican que si no llega a ser por un árbol de grandes dimensiones que tienen en casa no sabrían qué hubiera podido pasar. «Viendo cómo ha quedado esto –señala al lugar de parte del ultraligero– si no hubiéramos tenido el árbol quizá se estrella con nuestra casa y nos pilla a parte de la familia dentro», advierte el matrimonio.

24 horas después raro era no ver a una parcela de terreno en el Camí Vell de Costitx, a escasos 500 metros del hospital de Inca, con restos del fuselaje de las dos aeronaves. El impacto del helicóptero y el ultraligero rompió la tranquilidad de los vecinos. Todos, incluidos Miguel y Loli, vivieron en primera persona, sin saberlo, la mayor tragedia aérea de la historia de Baleares. Siete personas, incluidos dos menores de edad, perdieron la vida tras el accidente entre el helicóptero y el ultraligero.