TW
0

La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a la auxiliar de enfermería Betriz L.D. a 20 años de cárcel por un delito de asesinato en relación con la muerte en agosto de 2017 de una paciente ingresada en el Hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares.

Así consta en una sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press, en la que considera a la acusada autora responsable de un delito de asesinato. Conforme al veredicto del Jurado Popular, la Sala absuelve a la auxiliar del otro delito de asesinato del que fue acusado y de la tentativa.

El fallo judicial también impone a la ya condenada la medida de libertad vigilada consistente en la prohibición de desempeñar actividades como auxiliar de clínica en cualquier Hospital o Centro médico durante un período de 10 años.

La sentencia llega sin que se sepan los motivos acerca de por qué lo hizo. El fiscal se refirió en su informe final a que pudo ser el hecho de que sea «una persona que piense que la eutanasia tiene que ser legalizada», una motivación que fue respaldada por las psicólogas que examinaron a la procesada en la cárcel.

Noticias relacionadas

Durante el juicio, la acusada defendió su inocencia e insistió en que a ella le gusta dar vida y no quitarla. «Beatriz, alias el ángel de la muerte» como se le ha apodado «no ha matado a nadie», sino que ha dado «vida y paz a sus pacientes», asevero.

El Jurado Popular ha tenido que determinar si inyectó o no aire en el cuerpo de sus víctimas. El fiscal solicitó 40 años de cárcel por dos delitos, mientras que las acusaciones pedían prisión permanente revisable ante la vulnerabilidad de las afectadas.

En la última sesión, la vista oral dio un giro por completo al modificar el fiscal y las acusaciones su relato de los hechos antes las dudas de si la procesada uso jeringuillas o una máquina de oxígeno para dar muerte a sus víctimas. La causa de la muerte fue una embolia gaseosa masiva que no pudo ser accidental.

La defensa hizo uso de esta «duda razonable» para plantear más culpables, incluso apuntando a una posible «mala praxis» en el servicio de enfermería por el mal uso de utensilios y la hipótesis de que alguien pudo meter aire a los cadáveres.

«Solo se investigó a mi clienta porque se pensaba que el hecho se cometió con jeringuillas, lo que descartaba al resto de personas. El uso de oxígeno abre la posibilidad a otros culpables», aseveró.