El inspector Eduardo Pérez, este miércoles en la Jefatura Superior de Policía de Baleares. | Julio Bastida

TW
23

Llegar y besar el santo. El inspector Eduardo Pérez es el nuevo jefe del Grupo de Atracos del Cuerpo Nacional de Policía. En menos de tres semanas, este licenciado en Química de poco más de cuarenta años se ha convertido en uno de los fichajes estrellas de la Jefatura.

Tras una brillante etapa cargada de éxitos profesionales al frente del Grupo de Investigación Centro, le encomendaron una de las misiones más complejas de los últimos años: poner freno a la oleada de incendios que se estaban declarando en Palma.

Noticias relacionadas

«No ha sido nada fácil. El grupo consiguió a través de distintas cámaras de establecimientos ubicadas en las zonas de los últimos incendios (calle Aragón, Son Forteza, Marqués de Fontsanta etc...) detectar la presencia del sospechoso. Una vez identificado se estableció una línea de coincidencias de día, hora y lugar en los que se producían los fuegos. A raíz de ahí se convirtió en sospechoso e iniciamos una serie de vigilancias y seguimientos en torno a él hasta que conseguimos comprobar que era el pirómano», añade el inspector.

«Sorprendimos al incendiario con las dos manos metidas dentro del contenedor y un mechero listo para prender fuego al mismo. Una vez sorprendido ‘in fraganti’, el acusado se derrumbó y de una forma espontánea y voluntaria, confesó», relata el jefe del Grupo de Atracos.

Tal y como les adelantó este miércoles en primicia Ultima Hora, el detenido explicó a los agentes que había actuado movido por la venganza hacia los policías locales, que le multaban por llevar el perro suelto y que le trataban con suma prepotencia. De hecho, los investigadores tienen constancia de que la Policía Local de Palma le sancionó en repetidas ocasiones por incumplimiento de las ordenanzas y también por desobediencia. El inspector sostiene que se trata de uno de los pirómanos más activos y que no tiene ninguna vinculación con los otros tres detenidos con anterioridad. «Estamos completamente seguros de que en Palma hay más pirómanos y algunos imitadores, pero con esta detención hemos conseguido arrestar a uno de los más importantes. El valor de los daños, a falta algunas facturas de coches afectados, asciende a más de 76.000 euros», concluye. Por otra parte, fuentes próximas al caso han confirmado que se trata de una persona que está en tratamiento psiquiátrico.